El Jubileo: un tiempo de gracia para la juventud

Escrito por: P. Angel Recuenco: Coordinador Inspectorial de Animación Vocacional

Acompañando a los jóvenes en tiempos del jubileo

El Jubileo, con su enfoque en la peregrinación, es el escenario ideal para ayudar a los jóvenes a encontrar un sentido y dirección en sus vidas.

Como decía Don Bosco: «No basta con amar a los jóvenes, necesitan sentir que son amados». Ese sentir es fundamental para un verdadero proceso de discernimiento. Y solo se puede llegar a él “estando”, haciendo presencia en medio de ellos.

Cercanía que transforma vidas

La tradición salesiana ofrece claves esenciales para acompañar a los jóvenes. El Sistema Preventivo, que se basa en la razón, la religión y la “amorevolezza” (el amor demostrado, el amor concreto vivido en el cotidiano), nos anima a estar con los jóvenes, creando un ambiente de confianza y cercanía.

Este estilo de acompañamiento se puede inspirar y realizar en tres momentos clave, en el encuentro personal con el joven:

  1. La presencia activa en los espacios juveniles, como el «patio salesiano”, un lugar donde se construyen relaciones significativas, y en donde nos podemos acercar a cada joven en libertad, conociéndolo cómo es.
  2. La escucha empática que da valor a la historia personal de cada joven, una escucha que no pretende imponer un esquema estándar, sino proponer un camino en una relación personal con un Dios que me ama, se interesa por mí, me cuestiona, y “sueña” con un proyecto para mí.
  3. Una propuesta gradual que respeta los ritmos y procesos de cada joven, pero que no pierde de vista la meta: una vida cristiana comprometida y plena, que no se conforma con “el mínimo necesario”, sino que aspira al “máximo posible”.

Acompañamiento integral

El arte del acompañamiento salesiano nos ayuda a guiar a los jóvenes en el reconocimiento de sus sentimientos internos

La mirada contemplativa, el discernimiento de espíritus y la capacidad de leer los signos de los tiempos complementan el carisma salesiano de «formar buenos cristianos y ciudadanos íntegros».

En este tiempo de Jubileo, el acompañante salesiano, aquel que se siente llamado a ser compañero de camino de los jóvenes, tiene la misión de ser un testigo de esperanza, ayudando a los jóvenes a:

  • Reconectarse con su historia personal, descubriendo cómo Dios actúa en ella.
  • Fortalecer su sentido de pertenencia a la iglesia con experiencias comunitarias significativas.
  • Comprometerse con la transformación social a través de acciones concretas de caridad.

Estamos invitados a renovar nuestra misión educativa y pastoral, acompañando a cada joven para que, al igual que María, pueda decir su generoso «sí» al plan de Dios y se convierta en portador de esperanza para los demás.

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