Alexander Hoyos y Sebastián Uyaguari , dos jóvenes ecuatorianos, dejaron durante un año su ciudad natal, Cuenca, la tercera más grande del Ecuador, para adentrarse en una gran aventura llena de aprendizaje y experiencias de vida.
Durante ese tiempo, dedicaron su servicio como voluntarios en la Comunidad Salesiana de San Lorenzo, en el Datem del Marañón, donde vivieron un proceso de crecimiento espiritual y personal. Fue un año en el que, día a día, aprendieron a descubrir la presencia de Dios que los acompañaba en cada paso de su camino.
«De la misión amazónica de San Lorenzo me llevo tantos recuerdos inolvidables. Me llevo también los viajes maravillosos por los ríos, y sobre todo, las sonrisas de los niños juguetones, quienes me regalaron tantas alegrías para compartir», expresa Alexander.
Por otro lado, Sebastián sostiene que en esta experiencia aprendió a descubrir a Dios en las pequeñas cosas. «Él ha tocado mi corazón y ha iluminado cada uno de mis días. Me llevo sonrisas, me llevo momentos, y me llevo en el corazón a todas las personas que han contribuido y colaborado en mi crecimiento», recuerda con alegría.
Antes de regresar a su país, Alexander y Sebastián compartieron una breve reflexión e invitaron a otros jóvenes a vivir la experiencia del voluntariado. “Nos atrevemos a recomendar a quienes estén pensando en ser voluntarios salesianos que consideren vivir esta experiencia aquí, en la Inspectoría del Perú. Es un camino que transforma”, concluyeron.
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