El pasado 6 de junio, el P. Juan Pablo Alcas, Inspector Provincial de los salesianos, inició con algunos salesianos y laicos, su recorrido y su visita hacia la selva del Perú. Comenzó su viaje desde la ciudad de Lima, donde la humedad llegaba al 90%, para trasladarse a la ciudad de Tarapoto, donde el calor alcanzaba los 32 grados. Nada detiene al Inspector, cuya finalidad es acompañar el camino de los salesianos en el lugar donde trabajan. Su misión de padre es estar al lado de los hermanos.
Hemos esperado la avioneta para trasladarnos a San Lorenzo, y como sucede a menudo, han cancelado el viaje. Con la ayuda de la Sra. Lourdes Liendo, la viajera por la selva, tuvimos que hacer cambios y viajar a un pueblo cercano para tomar la famosa “Chalupa”, un barco que nos llevaría hasta San Lorenzo, donde se encuentra la Comunidad Salesiana. El viaje fue hermoso para los visitantes. El amanecer en plena selva, los asientos pequeños e incómodos para los que tienen pies largos, el viento constante y la cantidad de gente que ingresa a la Chalupa para vender sus productos, desde pollos hasta frutas y otras necesidades, fueron parte de la experiencia. Horas y horas de camino en medio de los ríos de la selva.
En el trayecto, el P. Juan Pablo visitó varias comunidades donde trabajan los salesianos, en especial la comunidad de San Fernando, donde se tiene un Cetpro con varios jóvenes. Visitó la comunidad y comprobó el bien que se realiza. Fueron dos días de visita, diálogo y animación. Posteriormente, inició nuevamente su recorrido hacia la misión de Kuyuntsa, donde esperaban ansiosos la llegada del inspector. Fue recibido por los hermanos salesianos P. Diego Clavijo y P. Rogger.
El tiempo fue benévolo, nos acompañó el fresco y la lluvia, y gracias a ello no se sufrió la inclemencia del clima. Durante los tres días de visita, el P. Juan Pablo visitó todos los lugares de la misión y, sobre todo, celebró la misa en la Capilla donde reposan los restos del P. Bolla.
A las 6 de la mañana del ultima jornada de su permanencia en Kuyuntsa, el P. Inspector presidía la Santa Misa en rito Achuar. Con su vestimenta para celebrar la Santa Misa y los colores que pintaban su rostro, el P. Diego dio inicio a la celebración, llena de cantos y con una vitalidad sorprendente. Llegaron hasta la Capilla de la Esperanza casi todos los pobladores, los jóvenes y las chicas que viven en el internado. Las señoras llevaban en sus brazos a sus niños recién nacidos y en el otro brazo un balde con mazato. Durante la homilía, el P. Juan Pablo expresó: «El pueblo Achuar es dichoso porque en esta capilla reposa el cuerpo del P. Luis Bolla, un hombre que ha dejado su vida en este lugar porque los ha amado. Al verlos a ustedes, noto que son un pueblo feliz porque han sabido recibir a Jesús. Es Él el único que les cambiará la vida. Me siento feliz de estar con ustedes y rezar con ustedes como les enseñó el Padre Yankuam”.
Durante los tres días de su visita en la comunidad Achuar, pudo visitar todo el trabajo misionero. Converso con todas personas y las autoridades del lugar. Al despedirse de la comunidad recibió decenas de pedidos y hasta fue nombrado padrino para los diversos grupos.
El viaje a la selva ha sido un experiencia reconfortante y vitalizadora que compromete a una congregación eminentemente misionera.