Querida Santa Rosa,
Te escribo esta carta para pedirte una sola cosa: que me des paciencia y sabiduría para seguir siendo un buen cristiano y un honrado ciudadano. Como hijo de Don Bosco, te imploro que intercedas por mí y por mis amigos, para que nos guíes en este mundo donde las tentaciones nos rodean cada día.
Las encuentro en mi casa, en el celular que miro hasta las tres de la mañana y que luego me hace quedarme dormido durante la misa de cada 24; en los videojuegos que me atrapan toda la tarde y parte de la noche, dejándome sin fuerzas para cumplir con mis tareas escolares; en la televisión que me invita a ver de corrido la serie de moda en alguna plataforma de paga mientras mi habitación queda desordenada; en las mentiras que digo para librarme de mis responsabilidades.
Ayúdame, Rosita de Lima, a enfrentar valientemente estas tentaciones y a poner siempre por delante mis responsabilidades y el respeto que debo a mis padres, maestros y sacerdotes. Ellos me recuerdan cada día que la vida no se reduce a un momento de placer, sino que requiere esfuerzo y compromiso para ser buenas personas. Que el espíritu salesiano florezca en mí y me permita brillar con luz propia, como manda nuestro Señor Jesucristo, y como la Iglesia nos invita a vivir con esperanza.
Espero que el próximo año pueda escribirte con buenas noticias, contándote que mis amigos y yo hemos vencido estas tentaciones. Entonces podré pedirte otro favor, siempre para la gloria de nuestro Señor y el orgullo de nuestra Madre María Auxiliadora.
Hasta una próxima oportunidad,
Un muchacho salesiano
Por Noelia León Ricaldi
Comunicadora de la Red Salesiana
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