Iniciamos un nuevo año, lleno de proyectos y con el deseo de que sea aún mejor que el anterior. Este 2025, tanto a nivel de la Iglesia como de la Familia Salesiana, está marcado por la palabra «esperanza»: el Jubileo Ordinario y la conmemoración de los 150 años de la primera expedición misionera salesiana enviada por Don Bosco a tierras argentinas.
El Aguinaldo nos invita, precisamente, a ser peregrinos de esperanza, caminando junto a los jóvenes y para ellos. En este sentido, la animación vocacional de nuestra Inspectoría se propone este año intensificar su labor, con el objetivo de fomentar una cultura vocacional en cada una de nuestras casas.
Cultura vocacional
Hemos logrado avances significativos: cada vez más se conoce y comprende el Plan Inspectorial de Animación y Acompañamiento Vocacional, consolidando una cultura vocacional más consciente y organizada en nuestras obras. Sin embargo, también nos enfrentamos a diversos desafíos: el acompañamiento personal de los jóvenes con inquietudes vocacionales hacia la vida consagrada, la presencia de la Animación Vocacional en las Redes y Medios de Comunicación Social, la elaboración de los Planes Locales de Animación Vocacional, los encuentros regionales y los retiros para jóvenes adultos. Estos son solo algunos de los aspectos que marcarán nuestra vida pastoral en lo que respecta al ámbito vocacional.
Es un desafío y, a la vez, una fuente de entusiasmo saber que, poco a poco, estamos cultivando un ambiente que permite a los jóvenes preguntarse de manera natural sobre la voluntad de Dios en sus vidas.
¡Somos promotores vocacionales!
Este año recibimos el inmenso regalo de contar con dos jóvenes en la fase formativa del prenoviciado, provenientes de Piura y Arequipa, y a uno más en la experiencia del aspirantado, de la obra de Arequipa. Los tres están viviendo su proceso de discernimiento y acompañamiento en la comunidad salesiana del Rímac, conviviendo y compartiendo la vida con los hermanos que la integran, y profundizando tanto en sus motivaciones humanas y espirituales como en su inserción en el apostolado salesiano.
El camino por recorrer es largo, pero todos, salesianos y laicos, estamos llamados a asumir nuestro rol como promotores vocacionales. Debemos fomentar la oración constante por el surgimiento de santas vocaciones, poniendo especial énfasis en el jueves Eucarístico y Vocacional, y motivar a los jóvenes a buscar acompañamiento espiritual en su proceso de discernimiento.
