El sol ayacuchano caía con furia sobre el gras del Chinchin, ese recinto deportivo más parecido a una jaula gigante de vale todo que a una cancha de fulbito. Fue allí donde se libró el último partido de la fecha, correspondiente a los cuartos de final del Torneo Magisterial.
La tarde prometía un duelo vibrante, de esos que te ponen de pie frente a tu asiento. Imposible parpadear. San Juan Bosco, el equipo santo que venía pisando fuerte con su fútbol alegre y pícaro, frente a 9 de Diciembre, el equipo sanmiguelino que siempre da pelea, aunque a veces con más puños que juego. Aún así, lo que se vio y vivió fue espectáculo puro. Toque fino, futbol elegante, paredes, amagues, vendaval de goles y un baile a ritmo de “dulce ausencia”, que dejó a los lamarianos con sangre en el ojo y al público de pie, alborozado ante la demostración de buen fútbol del equipo salesiano.
Saltaron a la cancha el Felino Canturín; en la zaga, el Comandante Livia y Julio “Fragancia” Achahuanco. En el mediocampo, Angelino “el Inacable” Illaccanqui y, pasitos adelante, el Ilusionista Rudy. Frente al área rival, el Rifle del Solar.
Del otro lado, el equipo azul intentó iniciar acciones, arremolinado en el mediocampo, con más ímpetu que fútbol. Sin embargo, la pelotita, esa caprichosa ansiosa de dulzura y delicadeza, encontraba en los jugadores del Bosco a sus mejores intérpretes.
Y entonces, en el minuto 4, ¡se desató el baile! Frente al área rival, Rudy Romaní luchó el balón, porfió y con picardía se hizo del balón, filtró un pase con sutileza a Luis Ángel “el Rifle” Del Solar. Este pisó el balón, aguzó la vista, jaló el gatillo y perforó las redes el arco rival. ¡Golazo de San Juan Bosco!
El equipo se abrazó, la tribuna aplaudió, el árbitro anotó la placa del Rifle: número 20.
El equipo sanmiguelino sintió el golpe. Intentó reaccionar con un par de tiros a media distancia, dejó de lado la creatividad y buen juego y subió la dosis de patadas. Sin embargo, la defensa del equipo salesiano, liderada por el Comanche Livia se mostró infranqueable. Por lo alto y a ras del césped, con firmeza y elegancia se dio maña para contener las embestidas del equipo rival. El arquero, Marito, atajó cada intento del equipo rival, a mano cambiada, con dos puños, con el pie, Marito se tornó una muralla durante esos minutos de arremetida del equipo contrario. Minuto 10, tiro libre a favor del equipo de 9 de diciembre, el balón se filtró y el equipo santo cayó. 1-1 marcó el tablero.
Pero antes de que pudieran respirar, llegó el segundo para el equipo salesiano. Angelino recibió, levantó la mirada y puso el acelerador, limpiando la cancha y dejando a los lamarinos regados en el césped. Se la tocó al chocolatero Rudy, quien metió un dribling imparable, llegó al fondo y lanzo una comba perfecta al corazón del área.
Y ahí, elevándose como un titán, apareció Julio “la Fragancia” Achahuanco para clavar un frentazo inatajable. 2-1 y el equipo Santo retomó el control del partido.
El segundo tiempo fue un monólogo. 9 de Diciembre, ya sin brújula, confundía el futbol con Muay thai, lanzaban jabs y ganchos, alzaban los codos con alevosía y pegaban con patadas giratorias. Mientras San Juan Bosco, fiel a su estilo, jugaba a placer. El Rifle Del Solar, incansable y endemoniado, peleó el balón en media cancha, tocó a Angelino, este filtró un pase con la precisión de un cirujano, recibió Achita, la pisó, metió un amague y un derechazo cruzado que dejó al arquero vencido. Julito Achahuanco volteó la mirada y corrió eufórico a un lado de la cancha, buscó esos rostros que lo educaron en el afecto, el respeto y el deber, y les dedicó el gol.
Ahí los señores Bernardo Achahuanco y doña Margarita Cutti sonrieron orgullosos por el gesto del goleador. 3-1 y empezó la fiesta.
2:45 de la tarde. En los parlantes el santiaguito “Santiago rico rico”: (Ahora que volviste quieres que te quiera, quieres que te ame.. ¡Eso! ¡Eso! ¡Eso es imposible! .. ¡Eso! ¡Eso!)
No contentos por la goleada, los salesianos querían aniquilar a los lamarinos. La pelota transitaba coqueta de pie a pie, pa´qui, pa´lla, pa´qui, pa´lla; triangulaciones entre Del Solar, Illaccanqui y Romaní que eran purito cacao del VRAEM. Cada ataque del equipo Bosco era un puñal en el corazón del equipo sanmiguelino. El 4-1 llegó tras una jugada colectiva de antología: pase filtrado de Livia, control de Angelino y toque fino a Rudy, este hizo magia, la cedió, y ¡taponazo cruzado de Luis Ángel del Solar Retamozo!, que dejó al arquero estático, enterrado en el pasto como eucalipto añejo.
El equipo sanmiguelino , herido en su orgullo, logró un descuento a poco del final. Un remate aislado que se coló por un resquicio, casi pidiendo permiso, como un grito ahogado en medio del carnaval de goles del equipo santo. Pero la máquina del equipo de Jirón Cuzco, lejos de bajar la guardia, respondió con una última pincelada. El Ilusionista Romaní, que había sido el director de orquesta del equipo, el de las gambetas, los pases filtrados que rompían líneas y el arquitecto de las paredes del equipo santo, coronó su actuación con una corrida fulminante, llena de regates que dejaban rivales en el camino, y una definición elegante, una pincelada con una delicadeza digna del mejor lienzo. 5-2 y el delirio y algarabía.
El pitazo final encontró a los jugadores del Bosco triunfantes, jubilosos, mientras el público aplaudía y presagiaba con fervor: “¡Están para campeón!”. Fue un partido redondo, de fútbol total, toque fino que coloca a San Juan Bosco como un serio candidato en el magisterial de fulbito. 9 de Diciembre, por su lado, tendrá que lamerse las heridas y reencontrase con su esencia de buen juego. Pero hoy, Chinchin, ese gras del jirón Las Magnolias, fue testigo de un recital, de un equipo que juega con pundonor e inteligencia, con el corazón y la mente, y que, cuando se lo propone, desata una verdadera lluvia de goles. En el parlante se escuchaba a Sumac Perú:¡Dile que nos amamos, que soy el dueño de tu corazón! No finjas si ya no lo quieres, dile que me amas, ¡que yo soy tu amor!
Redacción: Prof. Robinson Parraga
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