(ANS – Turín) – Durante el 29º Capítulo General (CG29), en curso en Valdocco, se dio un pronunciamiento de alcance histórico al Rector Mayor y al Consejo General de próxima elección: permitir, ad experimentum, la atribución del cargo de director de comunidad también a los hermanos laicos consagrados. Esta posición no solo marca un momento importante para la Congregación Salesiana, sino que también representa una perspectiva significativa para toda la Iglesia.
Para comprender mejor la importancia de este cambio, compartimos el comentario del Ecónomo General, Sr. Jean Paul Muller, quien definió esta posición como un «momento de cambio» y una «renovada valoración de los coadjutores.»
Un momento de cambio y nuevas oportunidades
«La discusión que tuvimos en el Capítulo nos mostró que existe un momento de cambio y de renovada valoración de los coadjutores,» declaró el Sr. Muller. «Por una parte, porque estos hermanos han hecho un gran progreso: siguen trayectorias de estudio y su manera de vivir en la Congregación ha cambiado; por otra parte, porque han comenzado a asumir nuevas responsabilidades, encontrándose realmente en primera línea.»
La posición del CG29 encuentra sus raíces en el Rescripto firmado por el Papa Francisco en 2022, que autorizaba a los religiosos no sacerdotes a asumir roles de gobierno dentro de las comunidades. Sin embargo, el Sr. Muller expresó un pequeño pesar por el tiempo transcurrido sin experimentar esta posibilidad: «Lamento que no lo hayamos practicado ya desde entonces, porque habría habido la oportunidad de adquirir algo de ‘práctica’. Nombrar a un coadjutor como director habría sido una buena experiencia para discutir ya en este Capítulo. Ahora debemos esperar y comenzar un experimento de seis años.»
Un impacto inmediato limitado pero significativo
A la pregunta sobre el impacto inmediato de esta posición, el Sr. Muller respondió con realismo pero también con esperanza: «No son muchos los coadjutores que serán llamados, porque su número es bajo. Pero estoy seguro de que, allí donde sean nombrados, esto representará un buen signo. Se desarrollará una dinámica positiva en esas comunidades e inspectorías, y posteriormente también en toda la Congregación.»
Otro aspecto relevante mencionado por el Ecónomo General se refiere a las vocaciones futuras: «Espero que esta posibilidad tenga una buena influencia en las vocaciones. Tenemos que prepararnos: desde hoy, los coadjutores deben ser formados como ya formamos a los presbíteros, para que puedan asumir responsabilidades y representar a Don Bosco dondequiera que estén.»
Una innovación positiva para toda la Congregación
Sobre el valor de esta posición para la integridad de la Congregación, el Sr. Muller añadió: «Creo que sí. Yo era uno de los que decía que las cosas debían quedarse como estaban, no me sentía involucrado en diseñar cambios. Pero he visto el desarrollo de los salesianos en los últimos años y también el de la Iglesia: hoy todos los que se declaran católicos sienten este viento de cambio.»
La posición tomada en el CG29, por lo tanto, no es solo una elección organizativa, sino un signo de los tiempos, un paso hacia una Iglesia y una Congregación cada vez más capaces de valorar la vocación de cada miembro, según el carisma de Don Bosco.
Una mirada al futuro
Con el inicio del experimento de seis años, el CG29 ha abierto un nuevo camino para los coadjutores salesianos, ofreciéndoles oportunidades de liderazgo y mayores responsabilidades. Este señal no es solo un reconocimiento de su contribución pasada, sino también un llamado a mirar al futuro, con confianza y esperanza, hacia nuevas formas de misión y servicio en la Iglesia y entre los jóvenes.