El P. Gabriel Cruz es misionero salesiano de nacionalidad mexicana que en estos momentos se encuentra en Perú, junto al padre Pierluigi Cameroni, para participar de la ceremonia de clausura de la fase diocesana de la causa de santidad del Siervo de Dios Luigi Bolla (Schio, 1932 – Lima, 2013), a celebrarse en el Palacio Arzobispal de Lima este viernes 30.
A través de esta conversación, nos cuenta el inicio de su vocación, su paso por Pakistán, su vínculo cercano con Akash Bashir, y el cargo que ocupa desde hace algún tiempo: asesor espiritual de ADMA, grupo de la Familia Salesiana fundado por Don Bosco.
Descubriendo la llamada misionera
Durante su tiempo en el Instituto Don Bosco, tuvo su primer contacto con la misión salesiana en Oaxaca, trabajando con las comunidades indígenas de la Sierra Mixe
Todo empezó precisamente cuando estaba yo estudiando en el Instituto Don Bosco, porque por primera vez nos llevaron a la misión que tenemos los salesianos en Oaxaca.
Aquella experiencia lo marcó profundamente y despertó en él el deseo de ser voluntario misionero. Aunque inicialmente no pensó en ser salesiano, el acompañamiento de los salesianos le ayudó a discernir su vocación. Así, desde su primera profesión en 1997, expresó su intención misionera y escribió una carta al Rector Mayor solicitando ser enviado como misionero ad gentes.
Un largo proceso de discernimiento
En aquel tiempo, la asignación misionera no era inmediata como lo es actualmente. El Rector Mayor le respondió que debía esperar y continuar su discernimiento. Durante los años siguientes, fue formador, profesor y rector de seminario, acompañando a jóvenes en su discernimiento vocacional y participando en experiencias misioneras locales. Cada año renovaba su solicitud misionera, y aunque a veces se sintió desanimado, perseveró.
Entendí que la misión es la misión de servicio a los jóvenes. Dios me quería para esos jóvenes en ese momento de mi vida.
Finalmente, tras años de espera y formación, el Rector Mayor Ángel Fernández Artime le propuso la misión en Pakistán. Aceptó inmediatamente, aunque nunca había imaginado ser enviado allí. Este tiempo de espera fue providencial: le permitió prepararse académicamente, obteniendo la licencia en Teología de las Religiones con especialidad en Islam en la Universidad Gregoriana.
La misión en Pakistán y el inicio de una nueva etapa
En Pakistán, el P. Gabriel vivió una realidad completamente diferente: comunidades salesianas muy pequeñas, una minoría religiosa en un contexto musulmán extremista, y una nueva lengua y cultura. A pesar de las dificultades, se sintió acogido y aprendió a adaptarse.
Fue en Pakistán donde conocí la figura de Akash Bashir, exalumno salesiano y mártir, y comencé a impulsar su causa de beatificación.
Trabajó intensamente como vicepostulador local, colaborando estrechamente con Don Cameroni en Roma.
Sin embargo, las dificultades con la renovación de su visa lo obligaron a abandonar el país. Esta experiencia también fue providencial: el Rector Mayor lo invitó a continuar su misión en la Postulación Salesiana en Roma, trabajando junto a Don Cameroni como su principal colaborador.
Asesor espiritual de ADMA
Actualmente, además de sus responsabilidades en la Postulación, anima a nivel mundial la Asociación de María Auxiliadora (ADMA), con sede en Turín.
El Rector Mayor le dijo: “Por un momento, no por mucho tiempo, te pido que tomes la animación mundial de ADMA, que tiene su sede en Turín”. Aceptó la invitación.
Para mí ha sido una experiencia de gracia, de vivir una vida plena en comunión con los santos, con María, con la Eucaristía.
La experiencia de vivir, de tocar la vida de los santos, y la experiencia de la devoción a María Auxiliadora en el mundo, es una cosa de felicidad impresionante, expresa.
Entre santos y María, uno no puede no estar más que contento, y sobre todo porque es una realidad que palpa la vida de los santos y la vida de los laicos y de las comunidades vivas actuales que precisamente viven esta santidad en la actualidad.
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