Dentro de mi vida siempre he querido que los jóvenes se sientan amados por Jesús, así como yo me siento amada por él.
Sueño con brindar a los jóvenes y niños lo mejor de mí. Que mis experiencias sean un medio para que ellos puedan descubrir el valor que tienen en este mundo y que solos no están. Pues, tienen un lugar donde acudir para sentirse alegres y amados por Jesús, el Oratorio. Ahí pueden ser libres, mostrar y descubrir sus talentos escondidos y darlo a conocer a los demás. Los sueños se pueden alcanzar.
Sueño que jóvenes como yo puedan imitarlo y encontrar en él a un Padre y amigo en cada servicio que realicen. Y que siempre caminemos de la mano de María, nuestra maestra y auxiliadora, que nos acompaña en todo momento.
Demostremos nuestros talentos, no lo escondamos. Como nos decía nuestro padre, “¡Siempre alegres!”, con bondad en cada acto para construir un mundo mejor y lleno de paz.
Testimonio de Mirella Azañero Castillo, integrante del Movimiento Juvenil Salesiano Chosica