Este jueves 16 de octubre concluyó la Visita Extraordinaria del P. Hugo Orozco, Consejero Regional para Interamérica, a la Inspectoría Salesiana “Santa Rosa» de Lima.
Luego de dos meses de presencia entre nosotros, el P. Hugo, cariñosamente llamado «Pollo», culmina su recorrido en el Perú, dejando sus enseñanzas y lecciones en cada comunidad salesiana que visitó y en cada joven con quien compartió un gesto de cercanía, escucha o abrazo.
Por la mañana, se llevó a cabo una reunión con sus hermanos salesianos, especialmente con los directores de las obras de la Inspectoría.
Fue un espacio de comunión y gratitud, marcado por el diálogo y la presentación del informe que resume su experiencia durante la visita.

Durante la Eucaristía de clausura, el P. Hugo, inspirado en el Evangelio del día, dirigió una reflexión a los directores, y los invitó a reconocer, valorar y custodiar las tres perlas preciosas de la vida salesiana.

¿Qué cosas debemos soltar para que Jesús sea verdaderamente nuestra perla preciosa?.
«No permitamos que logros, fracasos, virtudes o pecados nos alejen de Jesús. Él sigue siendo la razón de ser de la vocación salesiana», expresó.



Tres perlas para la vida salesiana:
- Jesús: la perla por excelencia
En algún momento de nuestros procesos vocacionales, cada uno de nosotros dijo “sí” a Jesús. Dejamos casa, familia, estudios o trabajos, porque creímos que Jesús era lo más valioso. Él colmó nuestras ilusiones, nuestras búsquedas y nuestros sueños. Por eso, hoy es necesario volver a esa experiencia, redescubrir a Jesús como el centro de nuestra vida y misión.
¿Qué temores, seguridades, rutinas, formas de hacer las cosas nos impiden volver a ponerlo en el centro?
- La perla de la comunidad
Cuando le dijimos “sí” a Jesús, Él nos regaló hermanos. Nos dio la comunidad como el espacio donde vivir el amor que Él nos enseñó: gratuito, sin condiciones. La comunidad no es una casualidad ni una estrategia organizativa. Es un regalo de Dios, una consecuencia natural de seguir a Jesús.
Para cuidar esta perla, es necesario ceder, comprender al otro, reconocer nuestras diferencias y, por encima de todo, creer en los hermanos.



- La perla de los jóvenes
El P. Hugo expresó con ternura cómo siente ese cariño profundo por los jóvenes, por sus luchas, por su alegría, por su gratitud inesperada. «Es en los jóvenes donde encontramos a Dios, donde dirigimos nuestros afectos y donde redescubrimos el sentido más profundo de nuestra vocación», expresó.
“Quieran a los muchachos como a sus propios hijos.” Y aunque no somos padres biológicos, nuestra paternidad espiritual es real.
«Que el Señor los ayude a seguir apostando por lo más valioso, y que estas tres perlas sean siempre el criterio, la motivación y la esencia de sus decisiones, para ser mejores, más felices y más fieles», culminó.

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