Perfiles: Juan Torriani, 63 años de fe y amor por el Señor de los Milagros

Es la noche del jueves 19 de octubre de 2023, la plaza San Martín se pinta de morado, los balcones se engalanan para dar paso a la procesión del Señor de los Milagros, que desde hace más de tres siglos recorre las calles de la ciudad. En una de las esquinas, los hermanos de la décima séptima cuadrilla de la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas comienzan a agruparse para portar la venerada imagen en sus hombros. Entre ellos, con la misma fe de siempre, se encuentra Juan Torriani Córdova, hermano fundador de la cuadrilla. Entre Juan y el Señor de los Milagros existe una especie de pacto: ambos prometieron acompañarse toda la vida.

Juan tiene 83 años, es de ascendencia italiana, hijo de Francisco y Zoila. Su padre fue exalumno del Colegio Salesiano de Breña, quien inculcó en su hijo, desde pequeño, el amor y la devoción por el Señor de los Milagros y María Auxiliadora.

“Mi padre nos llevaba siempre a la procesión. Recuerdo de pequeño ver un brillo de luz potente que salía de la imagen. Me llamó mucho la atención y surgió en mi un deseo de acercarme hacia él”.

Con el paso del tiempo, Juan comenzó a colaborar en la Iglesia de las Nazarenas, de manera especial durante el mes de octubre.

“Recuerdo que una noche, cuando estaba limpiando y ordenando el templo para poder abrirlo en unas cuantas horas, surgió en mí el deseo de hablar con la imagen del Señor en el anda. De niño, habían surgido problemas en mi familia y tuve que apoyar a mi papá en el cuidado de mis hermanas. Todas estas experiencias estaban dentro de mí y ante la imagen del Señor, sentí que estaba frente a un amigo y le conté toda mi historia. Me sentí consolado por él, confortado y acompañado. Ahí, le prometí acompañarlo y servirle hasta que él lo deseé”

Unos meses después, el Sr. Julio Falconí Sifuentes, colaborador activo en el Santuario, invitó a Juan a formar parte de una nueva cuadrilla de la hermandad, que se dedicara al cuidado del Señor, del armado de las andas y del servicio a los más vulnerables. Nacía así, el 14 de mayo de 1960, la décima séptima cuadrilla: los guardianes del Señor. Dentro de la cuadrilla, Torriani fue un miembro activo y comprometido con el proyecto

Nuestra responsabilidad principal en la cuadrilla era ser guardianes del Señor. Nos encargábamos del armado de las andas, el cuidado de los lienzos del Señor y de la Virgen y de la logística propia del Santuario en octubre. Armar al Señor era una experiencia hermosa, era tenerlo tan cerca y poder contemplar su rostro. Era una actividad que realizaba con mucho detenimiento y cuidado, en actitud de profunda oración”

Juan recuerda también cuando con la cuadrilla formaron el grupo de “Los magníficos del Nazareno Móvil”, que tuvieron la histórica misión de coordinar los traslados del anda a las periferias de Lima y Callao, acercando la imagen del Señor a todos los que lo necesitaban.

Para Juan, la verdadera devoción al Señor no está completa sin la caridad, sobre todo el más vulnerable: “En la cuadrilla se formó una Comisión de ayuda social, que desde hace más de cincuenta años viene brindando apoyo al Hogar de las Hijas de las Misericordia, llamadas “las niñas huérfanas de Ancón”.

Juan fue presidente de la comisión que organiza este voluntariado: “Cuando se me encargó esa responsabilidad, pensé en que a las niñas teníamos que darle lo mejor. Buscamos el apoyo para donarles televisores, que no eran todavía tan común en las casas, junto con un vhs. Además, el día que fuimos iniciamos el apostolado con una eucaristía, corazón de nuestra fe. Las niñas estaban felices y jugaron con alegría”

Juan y Edith en la celebración de sus 50 años de matrimonio en la Basílica de María Auxiliadora de LimaAl preguntarle sobre cómo ha influenciado la devoción al Señor en su vida, Juan responde: “Es mi manera en la que expresó mi fe que tengo en Jesús, en su evangelio.Cuando veo a mi esposa Edith, con quien llevo más de cincuenta y cinco años casados. Cuando veo a mi hija Verónica, que es cooperadora salesiana, y a mi hijo Angelo, a mis nietos Angelo, Giordano, exalumno salesiano, Giacomo y Valentino, comprendo que son bendiciones del Señor. El Señor ha bendecido a mi matrimonio, a mi familia y me ha permitido compartirles lo poco que he podido aprender. Me ha permitido enseñarles a amarlo”.

Juan se reviste con el hábito morado, trenza su cordón blanco y se coloca su faja debajo del saco. Se prepara para ingresar con su amada cuadrilla diecisiete a la procesión. Lleva en su cuello la medalla de la hermandad, quien le brindó el título de “hermano comendador” cuando cumplió cincuenta años en la hermandad en el año 2010. El humo del incienso y el sonido solemne de la banda anuncian que el Señor ha llegado. Juan coloca el hombro en la vara de un costado del Señor, en el lado en el que siempre ha cargado. “¡Armen!”, grita el hermano capataz de la diecisiete, el Señor ha sido levantado, Juan Torriani lo lleva en sus hombros y se cumple la escritura: “Así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, y entonces todo el que crea en él tendrá vida eterna” (Juan 3, 14-15)

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Giordano Torriani
Giordano Torrianihttps://salesianos.pe
Estudiante de último año de Psicología en la UARM Exalumno del Colegio Salesiano "San Francisco de Sales" Asistente de Comunicación en la Delegación Inspectorial de Comunicación Social

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