Del 30 de junio al 4 de julio se realizó un encuentro de formación bíblica en la comunidad achuar de Unkum, ubicada a orillas del río Setuch. Participaron 102 animadores (etserin) provenientes de diversas comunidades. El objetivo del encuentro fue fortalecer el proceso de formación bíblica desde una perspectiva de evangelización, promoviendo el respeto y la integración con la cultura achuar.
El 30 de junio, a las 10:20 de la mañana, partimos desde la misión de Wasakenta rumbo a Sapapentsa, comunidad achuar del Ecuador, cercana a la frontera con Perú. Desde ahí, nuestro destino era Unkum, una comunidad achuar peruana a orillas del río Setuch.
Llegamos a las 5:30 de la tarde, luego de avanzar parte del trayecto a pie y parte en peque peque. La comunidad nos esperaba con alegría; los animadores. los etserin, se fueron acercando poco a poco, y tras unos avisos generales, llegó el momento de dirigirse al río para bañarse y descansar. A la mañana siguiente, la jornada comenzaría desde las tres.
Los temas que animaron este encuentro fueron el Evangelio de San Lucas, diversas actividades bíblicas prácticas, el compromiso de la Iglesia con la Amazonía y una profunda reflexión sobre la vida creyente de las comunidades achuar.
Acompañaron este proceso el P. Rogger Valdivia, sdb, el diácono permanente achuar Puanch Mukuin, el diácono Sanchin Jincham y el catequista y animador Wakiash Martín.
Las familias de Unkum acogieron con generosidad a los etserin en sus casas. Compartieron la tradicional toma de wayus por la mañana y un poco de jamanch, el masato propio de la cultura. Algunos animadores llegaron desde lugares muy lejanos como Yankuntsa, Chichirta y Kuyuntsa. En las madrugadas, los hogares encendían el fuego temprano para contrarrestar el frío. «Seguimos en la celebración de San Juan», decían algunos, reconociendo que este tiempo, de cambio de temporada, todavía arrastraba la memoria de la fiesta. Por mutuo acuerdo, se ofrecieron dos comidas al día: en la mañana y en la tarde. La leña estaba húmeda y durante las noches de cacería no se hallaba carne de monte.
En medio de la escasez, también se hacía memoria del sufrimiento de la selva por causa de la ambición humana.
La alegría de los cantos achuar y la escucha de la Palabra de Dios en la Umpak, la iglesia, animaban a dar lo mejor en cada jornada.
Las madres de la comunidad preparaban con esmero el jamanch para los momentos de receso. Entre bromas y gestos espontáneos, era evidente que para ser feliz se necesita tan poco.
En los momentos formativos y las actividades en grupo, los participantes mostraron una gran disposición. La reflexión, realizada tanto en español como en su propio idioma, permitió un aprendizaje que integraba el conocimiento con la vida cotidiana. Los propios diáconos achuar, gracias a su preparación y experiencia, fueron quienes enseñaron a sus hermanos en lengua nativa.
El tema de la Amazonía se abordó con un material guía, pero sobre todo desde la experiencia concreta. Se generaron espacios de escucha, donde se compartió el modo en que las comunidades van caminando. Algunos participantes comentaron cómo empresas, comerciantes y candidatos, los apach, “los de afuera”, que antes no conocían, ahora llegan con promesas y ofertas. Muchas veces, ofrecen bebidas y fiestas para ganarse a los pobladores, pero luego no regresan. Todo esto genera desconfianza y preocupación.
El último día, aunque la comunidad era pequeña, se vivió una hermosa presentación con bailes achuar y números de animación en español.
Niños, jóvenes y adultos participaron con alegría. La jornada podía haber continuado, pero era momento de partir. En el corazón, quedaba la gratitud y el deseo de seguir caminando con esperanza.
Escrito por: P. Rogger Valdivia, misionero salesiano.
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