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viernes, 23 mayo, 2025
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Desde Malibú a Arequipa: El viaje de fe de un joven misionero salesiano

Esta historia inició en Italia. El sol de la mañana iluminaba las calles que alguna vez recorrió Don Bosco, y como si el espíritu del santo caminara aún por esos senderos, me encontré con un joven cuya sonrisa traía consigo la promesa de una historia por contar.

—Soy Cris. — dijo, su italiano vacilante unido a su inglés materno, me hizo sonreír. Antes de que pudiera entenderle con claridad, añadió con fuerza: —Voy de misionero al Perú. Y sé que tú conoces el Perú. — Como hermanos, nos abrazamos y le prometí que lo recibiría en el aeropuerto de Lima.

Así comenzó mi encuentro con Christopher Thaimei Chanakampou, un joven salesiano originario de la India, que desde 2015 había sentido el ardiente deseo de entregar su vida a Dios como misionero. Hoy, es parte de la comunidad salesiana en Arequipa, y su historia es una verdadera inspiración.

Y sucedió que nos volvimos a ver esta vez en tierras peruanas en el mes de mayo, mes consagrado a María. Es como si la Providencia misma hubiera querido que nos volviéramos a encontrar bajo su amparo maternal.

—¿Dónde y cuándo naciste? — le pregunté al iniciar nuestro diálogo.
Nací en 1990, en Malibú, India. Mis padres se llaman Timothy y Ángela —, respondió con naturalidad.

Su historia vocacional comenzó desde su infancia. Estudiar con los salesianos lo marcó profundamente. — Me atrajo mucho su estilo de vida,— confesó.

En su parroquia, conoció a un misionero que sembró en su corazón una inquietud especial. La oración diaria, el rezo del rosario, y su búsqueda personal de Dios le acompañaron desde entonces, aunque con el tiempo, como todo joven, también enfrentó dudas.

Terminando la secundaria, Cris se sintió impulsado a optar por la vida religiosa. Primero quiso discernir con serenidad, permaneciendo como estudiante. Pero el llamado de Jesús fue más fuerte, y decidió seguirlo con firmeza.

Su camino formativo lo inició en 2015, en Assam, India, junto a otros 32 jóvenes con sueños de ser salesianos. —Recuerdo con cariño esa etapa; me sentí muy acompañado y disfruté mucho del proceso formativo, — comentó con emoción.

Su primera profesión salesiana fue en 2017, en Shillong. Luego, emprendió estudios de Filosofía en Chennai, y volvió a Guwahati, donde encontró el apoyo de excelentes profesores y salesianos ejemplares.

El llamado misionero fue una chispa encendida por el padre Guillermo Basañez.

— Me invitó a considerar la vocación misionera. Le escribí al padre Ángel Fernández, nuestro Rector Mayor, y fui aceptado —, me contó con alegría. Poco después, participó en un curso de formación misionera.

Pero su travesía no fue sencilla. En 2019, cuando estalló la pandemia, Cris se encontraba en Roma, continuando su formación como tirocinante en las Catacumbas de San Calixto. Fue allí donde el Rector Mayor, hoy Cardenal Ángel Fernández Artime, le pidió dirigirse al Perú. Las restricciones de la pandemia, sin embargo, le cerraron las puertas una y otra vez.

Intentó entrar al Perú en varias ocasiones. Una vez llegó incluso al aeropuerto de Lima, pero debió regresar a España. Desde 2022 hasta 2024 estudió Teología en la Universidad de Comillas, vinculada al Teologado Salesiano de Atocha, en Madrid. Nuevos intentos desde España fracasaron, y tuvo que volver a la India para iniciar un nuevo proceso de visado.

Finalmente, en enero de 2025, presentó su solicitud y fue aceptado. El 24 de enero aterrizó en tierras peruanas, cumpliendo el sueño sembrado muchos años atrás.


La historia de Christopher es un testimonio vivo de perseverancia y fidelidad al llamado de Dios. Su camino no fue directo ni sencillo, pero estuvo tejido por la gracia, la obediencia y la esperanza constante. Él representa esa juventud valiente que, como decía Don Bosco, no se conforma con una vida cómoda, sino que busca…

Hacer el bien mientras hay tiempo

Don Bosco. MB XIII, 623

“Dios nos ha puesto en este mundo para los demás”.

Don Bosco

Christopher, al dejar su tierra, su idioma y su cultura, ha respondido con generosidad al mandato evangélico: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva” (Mc 16,15). En él se hace carne la dimensión misionera de nuestra espiritualidad salesiana, que no es solo geográfica, sino existencial:

Ir al encuentro del otro con el corazón de Jesús Buen Pastor.

Que su ejemplo anime a muchos jóvenes a descubrir la belleza de una vida entregada, confiando —como Don Bosco— en que…

la Virgen lo ha hecho todo

Don Bosco MB II, 246

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