Con una mezcla de emoción, gratitud y esperanza, la Comunidad Educativo-Pastoral del Colegio Salesiano Don Bosco de Arequipa se reunió para despedir al Hermano Miguel Seminario, quien parte rumbo a la ciudad de Lima para culminar su preparación hacia la ordenación sacerdotal, un paso de fe que lo acerca al cumplimiento de su vocación como Sacerdote Salesiano.
Su presencia entre nosotros es un reflejo vivo de la alegría del Evangelio. En cada sonrisa, en cada palabra, en cada gesto sencillo, el hermano Miguel supo transmitir el espíritu de Don Bosco: el amor pastoral, la cercanía fraterna y el servicio alegre a los jóvenes.
En nuestra casa salesiana ha dejado una huella profunda en el corazón de estudiantes y educadores, quienes lo despidieron con aplausos, emoción y oraciones sinceras.
Bajo el lema que ilumina su vocación “Cristo vive en mí: su gracia me sostiene, su rebaño me espera”, el hermano Miguel nos recordó que responder al llamado de Dios es un acto de amor y confianza.
Su “sí” generoso es un testimonio que anima a toda la comunidad a seguir creyendo en los sueños de Dios, a cultivar la fe y a abrir el corazón a la vocación como un don que transforma vidas.
La celebración de despedida fue una verdadera fiesta del espíritu salesiano: cantos, abrazos, palabras de cariño y la certeza de que este no es un adiós, sino un “hasta pronto”. La comunidad se unió en oración, pidiendo a María Auxiliadora que acompañe al hermano Miguel en esta etapa decisiva de su formación, para que su sacerdocio sea fecundo, alegre y profundamente humano.
El Colegio Salesiano Don Bosco de Arequipa expresa su más sincero agradecimiento por su entrega, su testimonio de fe y su servicio generoso. Su vocación es motivo de esperanza para la Familia Salesiana y para toda la Iglesia, recordándonos que Dios sigue llamando a corazones dispuestos a amar sin medida y a servir con alegría.
Que María Auxiliadora lo cubra con su manto, y que el fuego de su vocación siga encendiendo la fe de muchos jóvenes que, como él, se atrevan a decir con confianza: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.
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