San Juan Bosco, fundador de la Familia Salesiana, celebró siempre su cumpleaños el 15 de agosto, coincidiendo con la solemnidad de la Asunción de María al cielo. Sin embargo, tras su muerte, una revisión de los libros parroquiales reveló un detalle curioso: según el Attestato di nascita e battesimo (FdB micr. 73 D 1-2), Don Bosco nació la tarde del 16 de agosto de 1815 en Murialdo, una aldea de Castelnuovo d’Asti.
En sus Memorias, Don Bosco dejó escrito: “El día consagrado a María Asunta al cielo fue aquel de mi nacimiento, el año 1815; en Murialdo, una aldea de Castelnuovo d’Asti.”
Es importante notar que Don Bosco nunca dijo explícitamente que nació el 15 de agosto; solo afirmó que vino al mundo “el día consagrado a María Asunta”. En la mentalidad popular y en el calendario litúrgico de su tiempo, esto se interpretó como una referencia directa al 15 de agosto. De hecho, así se vivió hasta el final de su vida, sin que él mismo corrigiera esta identificación.
Aunque históricamente su nacimiento fue el 16 de agosto, el hecho de que fuera en la víspera o en la misma octava de la Asunción no deja de ser simbólico. La liturgia de la época prolongaba la solemnidad mariana, y el ambiente festivo y devocional envolvía también aquel día. Por eso, para Don Bosco y sus contemporáneos, nacer “el día de la Virgen Asunta” tenía un significado espiritual más que una precisión cronológica.
En la tradición salesiana, la Asunción de María es más que una fecha mariana: es una invitación a vivir con la mirada puesta en el cielo y el corazón en la misión. María Asunta es imagen de la Iglesia glorificada y prenda de esperanza para todos los cristianos. Don Bosco, profundamente mariano, encontró en ella un signo providencial: su vida estaría marcada por la presencia materna de María, a quien invocaría siempre como Auxiliadora.
El 15 de agosto sigue teniendo un lugar especial para los salesianos. En muchos lugares, se recuerda en esa fecha tanto la fiesta litúrgica de María Asunta como la cercanía del nacimiento de Don Bosco, renovando así el compromiso de seguir su ejemplo de confianza absoluta en Dios y amor a los jóvenes.
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