Los salesianos tenemos fiesta especial este año y, se nos invita a continuar consolidando el ¨sueño de los nueve años¨ de Don Bosco trabajando desde nuestro rol como educadores, colaboradores y pastores de los jóvenes de hoy.
Definitivamente los tiempos cambian y los retos que se nos presentan varían según el contexto y la realidad psicosocial que los jóvenes enfrentan, por ello; nuestro acompañamiento en estos cambios es de vital relevancia
Los padres sueñan cosas grandes para sus hijos
Así como Don Bosco, los padres también quieren lo mejor para sus hijos y sueñan para ellos una vida plena de realización humana y espiritual. Sin embargo, debemos estar atentos porque este objetivo podría ser la realización de las propias expectativas del educador o del padre de familia y de lo que se trata es de prepararlos para que logren sus propios sueños.
Nuestro rol consiste en acompañar a nuestros muchachos en la toma de decisiones, sabiendo que estas estarán siendo motivadas porque somos significativos y tenemos autoridad. Si son capaces de tomar decisiones con la razón y el corazón y sobre todo a la luz de Dios, nunca abandonarán sus sueños
Para lograrlo, debemos tener cuidado con nuestra forma de comunicar los cambios y los comportamientos no adecuados de nuestros hijos; porque puede suceder que trasmitamos lo contrario y afectamos profundamente su autoestima y sus vidas. Me debo preguntar: ¿Cómo puedo generar confianza en un chico o a una chica para saber cuáles son sus sueños y expectativas en la vida?
Influir los cambios con un lenguaje
El investigador, Albert Mehrabian, profesor emérito de psicología de la Universidad de California, realizó un experimento que le valió un reconocimiento internacional y cuyo descubrimiento sigue siendo vigente. Él habla del grado de influencia que tienen los distintos elementos que componen la comunicación: palabras, lenguaje corporal y tono de voz. Estos resultados pueden sorprendernos:
“Un joven que no puede soñar es un joven anestesiado – decía el Papa – no podrá entender la vida, la fuerza de la vida. Los sueños te despiertan, te llevan allá, son las estrellas más brillantes, las que indican un camino diferente para la humanidad.»
Estemos atentos a lo que intentamos comunicar. Al acompañar a los jóvenes en su camino hacia el descubrimiento y logro de sus sueños. Las palabras son como magia, pueden transformar a lobos en corderos, como lo decía Don Bosco, pero también infligir daño y marcarlos para toda la vida.
En este proceso de acompañar a los jóvenes a tomar decisiones para lograr sus sueños, te invito a reflexionar sobre su accionar cotidiano y contrastarlo con la práctica de nueve pasos:
- Dedica tiempo de calidad desde tu rol de educador o acompañante.
- Haz de la comunicación una estrategia de acercamiento.
- Estimula la autoestima de su hijo/a
- Reconoce la bondad de tu corazón y tus buenas intenciones.
- Establece acuerdos y límites y sé coherente con la disciplina.
- Modela con el ejemplo.
- Sé flexible, sin llegar a la permisividad.
- Demuestra que su amor es incondicional.
- Sé consciente de tus propias necesidades y limitaciones desde tu rol.
Nuestra tarea educativa es desafiante y debe ayudar a nuestros muchachos a soñar y a dar sentido a su vida. No hay que soñar por ellos, hay que acompañar sus sueños.