«El Oratorio es tener un pedacito de cielo»

Han transcurrido 19 años desde que empecé esta aventura salesiana que me llevó a conocer y vivir el trabajo oratoriano en la zona de Cossio del Pomar y los Médanos, distrito de Castilla, en la calurosa ciudad de Piura.

Por Juan Carlos Crisanto Dioses, Asesor laico del Oratorio Salesiano «Juan Soñador», Piura

Un poco de mí

Soy asesor laico del Oratorio Salesiano «Juan Soñador» de los Médanos, Piura. Estoy casado con Deysi Aguilar Murillo, tenemos dos hijas: mi pequeña María Gracia nos adelantó el viaje, y está en el paraíso junto a nuestra Madre Auxiliadora. Mi segunda hija de 4 años, Grazia Guadalupe es nuestra compañera de aventuras en la que volcamos todo nuestro amor y enseñamos a amar a nuestro Padre Dios.

Sus años junto al P. Casimiro

Conocí a P. Casimiro en el año 2005, y desde el primer momento me llamó mucho la atención el carisma y el gran amor que tenía por los jóvenes y el apasionamiento que ponía a cada cosa que desarrollaba en el Oratorio. Gracias a él pude acercarme mucho más a Jesús, mediante los sacramentos de la Reconciliación y Eucaristía; así mismo cultivé la gran devoción a María Auxiliadora. Todo este mar de emociones y sentimientos hizo que me decidiera a apoyarlo. Después de 3 años, ante la necesidad de animadores para el Oratorio «Juan Soñador», el P. Casimiro me envió a realizar el apostolado en la zona de Los Médanos y alrededores.

Estar presente en el Oratorio

Es una gran responsabilidad sembrar la semilla de la fe en los corazones de los oratorianos y sus familias, ser una piedra viva de la Iglesia.

Estar en el Oratorio es un constante aprendizaje y un camino lleno de retos que se van poniendo en el camino, te exige mucha creatividad, esfuerzo y sacrificios. Además, poco a poco, te vas dando cuenta de que vale la pena hacerlo, pues al ayudar a construir la vida de los demás, salvas sus vidas. Recuerdo que en tiempos de pandemia y ante la necesidad de estar con nuestros oratorianos, nos embarcamos en un proyecto llamado “Oratorio Virtual”, que, gracias a los talentos de nuestros animadores, pudimos hacer durante 2 años. Este era un espacio formativo donde los animadores fuimos guionistas, conductores, editores, diseñadores, camarógrafos, equipo de transmisión, administradores de grupos de whatsapp, entre otros. Todo para mantener comunicación con nuestros pequeños.

Cuando vivimos la enfermedad del dengue hemorrágico, nos pusimos en contacto con la Dirección Regional de Salud Piura (DIRESA) e hicimos un programa informativo para mitigar los efectos de esta enfermedad. Asesorábamos a las familias, enviábamos ayuda de medicinas y orientábamos para que pudieran atenderlos adecuadamente en los centros de salud, y, a pesar de ello, muchos animadores, oratorianos y sus familias se infectaron viviendo momentos muy difíciles. Dos oratorianas Reyna y Kahori fueron llamadas por Dios y hoy disfrutan del cielo prometido, nosotros siempre las recordamos.

Para mí, estar en el Oratorio es como
tener un pedacito de cielo aquí en la tierra
que me permite beber de la fuente
del amor de Dios”.

Sueño que el Oratorio sea una fuente de vocaciones para la vida consagrada, matrimonial y laical, y que siga consolidándose como un espacio de formación en valores para nuestros oratorianos. Que los animadores asuman un mayor compromiso y que sepan que el Oratorio salesiano te cambia la vida. He visto y soy testigo de cuantos niños, niñas, adolescentes y jóvenes han encontrado sentido a su vida, enfrentando las difíciles situaciones que les habían tocado vivir.

También conozco a muchos que no supieron valorar las experiencias vividas y hoy sufren las consecuencias de las decisiones equivocadas que tomaron, pero siempre mantenemos la esperanza de que en algún momento de su vida vuelvan al camino y puedan consolidarse como buenos cristianos y honrados ciudadanos.

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