La única pasión de Luis Bolla: predicar el Evangelio
No sé si podríamos encontrar un Santo que no se dedique a anunciar la Palabra de Dios. No lo creo. Sería ilógico e incongruente. Pero, no solo eso. ¿Podríamos encontrar algún santo que no predique con alegría? Creo que no. El Papa Francisco afirmó que la alegría es una “auténtica respiración del cristiano”.
La vida del Siervo de Dios Luis Bolla consistió en predicar el Evangelio con alegría. Alguno aseveró que, nunca se le vio triste o apesadumbrado, siempre transmitía serenidad y alegría.
Solo para que te conozcan Jesús
En uno de sus escritos expresa: “Pienso que el servicio más grande que he hecho a este pueblo ha sido haberle dado día tras día la Palabra del Evangelio, para que los achuar conocieran la persona de Jesús y creyeran en su fuerza, luz y vida para ellos”.
Su único deseo era que Jesús sea conocido. Por ello dejó todo. “Señor, – le rezaba – dejo a mi querida familia, a mis amigos, mi tierra, mis lindas montañas, solo por ti y por hacerte conocer por mucha gente que aún no ha tenido la gracia de conocerte. Pongo todo en tus manos. Tú lo harás todo bien”.
No me imagino tener el corazón del joven Luis Bolla entre mis manos mientras el barco se va alejando de Génova. Los rostros humedecidos y llenos de lágrimas de los padres y parientes. Subió al barco. Decidido a hacer solo la voluntad de Dios. Y partió feliz rumbo a lo desconocido con la voluntad de entregar absolutamente todo a la misión que lo acogería. Era el 22 de noviembre de 1953. Tenía apenas 21 años de edad.
Y partió para nunca más regresar.
Solo para que Tú los transformes
“Solo Dios sabe cuántos kilómetros caminó, pisando el barro de la selva, durmiendo en el suelo, comiendo lo que le ofrecían, compartiendo”, escribía padre Santilli en unos de sus libros. Y es verdad. Nadie sabe cuánto caminó, cuánto sufrió. Pero ¿qué lo motivaba a caminar y llevar el Evangelio a lugares inhóspitos?
El padre Luis, en el silencio de la floresta y con el corazón tembloroso, se dirigió a Dios para que lo ayudara a definir su misión. En realidad, sí sabía cuál era su misión, pero le pedía a Dios: “Si tú quieres, Señor, yo me pongo a tu disposición para ayudar a esta gente”, repetía a menudo. Y lo fue intentando varias veces.
Se dio cuenta de que el proceso era largo y muy duro. En más de una ocasión al acercarse a una casa achuar tuvo que someterse al humillante “discurso de rechazo”, llamado “Kakántramu”. Esos discursos son impresionantes, usan expresiones violentas cargadas de odio y de amenazas de muerte.
Al fin de su vida, puede decir que ha cambiado el odio en amor, la guerra en paz. El Evangelio predicado por el padre Bolla “logró cambiar el pensamiento y el corazón de un pueblo guerrero y vengativo”.
10 cosas que no sabías del padre Luis Bolla
- Sus padres se llamaban Giuseppe y Anna Sartori.
- Sus hermanos fueron Olinto, Giovanni y Giorgio.
- El hermano Giorgio fue diácono salesiano; murió joven.
- Ingresó al Aspirantado en 1945.
- Su papá era contador y representantes de una empresa.
- Schio-Vicenza se le llamaba la Manchester de Italia.
- A los 7 años recibió la primera comunión.
- Conoció a Santa Josefina Baquita.
- Desde los 12 años soñaba con las misiones.
- Subía a las montañas italianas para entrenarse a caminar.