Por: Arturo Fukuda, comunicador del Colegio Salesiano “Santa Rosa” de Huancayo.
Gracias a los sacerdotes Salesianos que me siempre me acamparon y aconsejaron en todo momento, me hice una promesa persona: Hacer todo lo posible por seguir a Don Bosco.
Alejandro Pariona, profesor de inglés del Colegio Salesiano “Santa Rosa de Huancayo”
Con tan solo 11 años llegó, desde que querido Tayacaja, en Huancavelica, a la Incontrastable ciudad de Huancayo, donde descubrió su vocación de maestro. Hoy, el profesor Alejandro Pariona, luego de 41 años, desde 1983, sigue educando y formando a las nuevas generaciones de niños, adolescentes y jóvenes que pasan por las aulas del Colegio Salesiano “Santa Rosa de Huancayo”
Su camino como educador
Empecé mi camino como profesor en el colegio María Auxiliadora en 1981, donde además colaboraba en el oratorio, proyectando películas de Don Bosco. A través de esas películas, poco a poco, fui descubriendo y amando lo que Don Bosco hacía por los jóvenes. Más adelante, me invitaron a postular al Colegio “Santa Rosa”, pero solo para enseñar en primaria, con apenas dos horas de clase. Al año siguiente también me asignaron dos horas, y lo mismo ocurrió en el tercer año. Sin embargo, para el cuarto año, mi jornada aumentó a seis horas.
Rasgos del educador salesiano
- El educador salesiano es una persona que siente la necesidad servir a los demás. – – Está siempre disponible para socorrer al más necesitado, al más débil, al más pequeño, al que pase alguna dificultad.
- Es responsable, firme, pero también cariñoso, asequible y empático. Mira con los ojos de Don Bosco y detecta si alguien necesita ayuda.
Enriquecedora experiencia
Tuve la dicha de enseñar en los tres niveles: inicial, primaria y secundaria, y los fines de semana también enseño a adultos. Estas experiencias, me han ayudado a comprender las necesidades de los jóvenes no solo en su aprendizaje académico, sino también en su formación integral.
Colegio Salesiano “Santa Rosa” de Huancayo
Es mi segunda casa, aquí encuentro una familia. Es el lugar donde he pasado la mayor parte de mi vida. Aunque he trabajado en varios colegios, nunca me he desligado de mi casa salesiana, y eso me llena de orgullo. Aquí he crecido, aprendido y acompañado a muchos jóvenes, siempre llevando conmigo el carisma de Don Bosco.
