Una densa columna de humo blanco salió de la chimenea sobre la Capilla Sixtina este jueves. En el Perú eran exactamente las 12:00 del mediodía cuando el mundo entero recibió la señal que todos esperaban: ¡Habemus Papam!
Los cardenales reunidos en cónclave habían llegado a un consenso, eligiendo a un nuevo líder para la Iglesia Católica. Sin embargo, el nombre del nuevo pontífice aún permanecía en silencio, oculto tras las paredes del Vaticano, mientras millones de fieles esperaban ansiosos conocer al sucesor de Pedro.
Finalmente, los pesados cortinajes del balcón central de la Basílica de San Pedro se abrieron, y el recién elegido Papa apareció para saludar a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro y a millones de personas conectadas desde todas las esquinas del planeta.
Con una voz firme pero cálida, el nuevo Papa, con un evidente toque latinoamericano en su acento, se dirigió a los presentes:
«Y si me permiten también una palabra, un saludo… a todos aquellos, en modo particular, a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú.»
La multitud estalló en aplausos y vítores. En las calles de Chiclayo, al norte de Perú, las campanas de las iglesias comenzaron a sonar con fuerza, anunciando con júbilo que uno de los suyos había sido elegido para guiar a la Iglesia Católica.