Con la llegada de octubre, las calles de la avenida Tacna, en Lima, se visten de morado y se llenan de un ambiente de profunda religiosidad. En la cuadra 4 del Jr. Chancay, llegan familias y cientos de devotos que, con profunda fe, ingresan al Santuario de Las Nazarenas llevando sus súplicas, oraciones y, sobre todo, un amor incondicional al Cristo de Pachacamilla.
Como cada año, los Salesianos de Don Bosco, junto a los colaboradores de la Casa Inspectorial y miembros de la Familia Salesiana del Perú, participaron en una solemne eucaristía en honor al Señor de los Milagros, presidida por el P. Juan Pablo Alcas, Inspector.
«Hoy que iniciamos el mes morado, pedimos la protección especial de nuestro Señor. Que él bendiga a cada uno de ustedes que estamos aquí»
Durante la homilía el P. Juan Pablo destacó que el verdadero protagonista de la celebración no es la imagen en sí, sino el propio Señor Jesús, “el verbo que creemos”, el que proviene del corazón y nos acompaña en el testimonio de vida.
“Queridos hermanos, queridas hermanas, queridos hombres, volvamos a Jesús, volvamos a nuestro corazón.”
P. Juan Pablo Alcas
En otro momento, recordó a los muchos fieles que acuden con sus cargas y esperanzas: enfermos, madres y creyentes que encuentran en Él consuelo y guía. “Volvamos a Jesús, volvamos a nuestro corazón», expreso.
El verdadero fin del ser humano es Dios, por encima de lo material y lo pasajero.
P. Juan Pablo Alcas
Antes de culminar su reflexión, expresó su gratitud por la presencia de sus hermanos salesianos, los colaboradores de la Casa Inspectorial y, en especial, a las Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas por su acogida.
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