En este día recordamos al primer sacerdote salesiano peruano, primer obispo salesiano de nuestro país y primera causa de santidad de los Salesianos del Perú: monseñor Octavio Ortiz Arrieta (1878-1958) quien fue por casi cuatro décadas Obispo de Chachapoyas. Falleció un día como hoy hace 66 años, el 1 de marzo de 1958.
David Franco Córdova
Historiador de la Congregación Salesiana del Perú
El primer sacerdote salesiano peruano
Octavio Ortiz Arrieta nació en Lima, un Viernes Santo, el 19 de abril de 1878. Sus padres fueron Manuel Ortiz Arrieta y Benigna Coya. Doce días después, fue bautizado en la Parroquia del Sagrario, en la Plaza de Armas de Lima. Su infancia coincidió con el estallido de la guerra con Chile y la dramática ocupación de Lima.
Durante su niñez, trascurrida en su barrio de la calle de la Pelota, dio muestras de vocación por la vida religiosa. Tras cursar estudios en el Seminario diocesano de Santo Toribio, comenzó a frecuentar el Oratorio de los Salesianos en el Rímac. El 7 de diciembre de 1893 ingresó como alumno interno a la Escuela Salesiana de Artes y Oficios en las inmediaciones del Paseo de Aguas. Fue el padre Carlos Pane quien impulsó su ingreso y se convirtió desde entonces en su maestro y amigo.
El 24 de mayo de 1898 fue aceptado como novicio y el 21 de enero de 1899 recibió la sotana de manos del padre Pane. Fue el inicio de una esmerada formación eclesiástica que culminó con su ordenación sacerdotal en Trujillo el 27 de enero de 1907, a los 29 años de edad. Se había convertido en el primer sacerdote salesiano peruano.
El primer obispo salesiano del Perú
Ortiz Arrieta destacó como un religioso de mucho talento y responsabilidad. Por ello, en 1906, aún sin ser ordenado sacerdote, sus superiores le confiaron la dirección de la recién fundada Escuela Salesiana de Piura. Ya convertido en presbítero, se desempeñó como Prefecto del Colegio Salesiano de Breña. Después, retornó como director al Colegio Salesiano de Piura, donde fundó el semanario “La Campanilla” y reconstruyó el plantel de las ruinas en que lo dejó el terremoto de 1912. Tras ser director del Colegio Salesiano del Cusco, fue enviado con el mismo cargo al Callao. Allí recibió la noticia de su elección como Obispo de Chachapoyas el 4 de noviembre de 1920.
Fue preconizado por el papa Benedicto XV el 21 de noviembre de 1921. El 11 de junio de 1922 fue consagrado Obispo de Chachapoyas por el Nuncio Apostólico monseñor Giuseppe Pretelli en la Basílica de María Auxiliadora de Lima. Se había convertido en el primer obispo salesiano peruano.
El lunes 3 de julio, el flamante obispo partió desde Lima hacia Chachapoyas, y tras un prolongado viaje, arribó a su sede el domingo 23 de julio. A esta región se entregó por los siguientes 36 años, hasta su muerte en aquella diócesis el 1 de marzo de 1958.
Fechas claves de su Obispado
1922 Llega a Chachapoyas (23-VII). Toma posesión de su diócesis (24-VII).
1923 Inicia la primera de sus siete visitas pastorales (9-IV).
1928 Comienza la publicación del quincenario “El amigo de las familias” (1-III).
Sufre varias fracturas en accidente durante visita pastoral (13-IX).
1931 Comienza la publicación mensual del “Boletín Eclesiástico”, órgano oficial del obispado (15-VII).
1932 Reconstruye fachada y torres reconstruidas de la Catedral, afectadas por el terremoto de 1928.
1943 Declina el ofrecimiento del Nuncio Apostólico de ser Arzobispo de Lima.
1947 Celebra el Primer Congreso Eucarístico Diocesano (6-IX).
1947 Recibe la Orden “El Sol del Perú” en sus Bodas de Plata Episcopales (21-XI)
1952 Preside la Coronación canónica pontificia de la Virgen Asunta (15-VIII).
1958 Fallece en su diócesis (1-III).
Causa de santidad
El 11 de febrero de 1991 los obispos del Perú dirigieron una carta al cardenal Angelo Felici, Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, solicitando el inicio de su causa de beatificación. Allí señalaron: “Para nosotros, los Obispos, los sacerdotes y los fieles del Perú, monseñor Octavio Ortiz Arrieta es un ejemplo extraordinario de amor a Cristo y de servicio a la Iglesia”. El 27 de febrero de 2017 el Papa Francisco le concedió el título de Venerable, paso previo a su beatificación.