Vivir en verdadera ciudadanía. Nos escribe un exalumno

Por Gerardo Martínez
Exalumno promoción 1981, Salesianos Breña

Una vez un maestro me contó una curiosa historia sobre cómo evolucionamos los seres humanos. Escribía en esa época un ensayo que explicaba cómo vivían los antiguos humanos y por qué algunos evolucionaron y se desarrollaron en comunidades hasta convertirse en culturas o imperios y a otros no les fue posible. Contaba que los que vivían en vastos territorios como Norteamérica, Argentina, Brasil o África, entre otros lugares, vivían como nómadas. Cuando no había recursos suficientes en un lugar y se enfrentaban a otros u otras familias o grupos, sencillamente migraban hacia otro lado del vasto territorio para no entrar en conflicto.

Sin embargo, en los lugares donde el territorio fértil era escaso como los valles o laderas de los ríos esto era posible hasta cierto punto, pero luego debían enfrentarse para ganar territorio y sobrevivir. Llegó un momento en que debieron ceder para no terminar luchando y esto los obligó a pactar, lo que nos enseñó según aquel maestro, que la primera gran lección de cultura de la humanidad fue “ceder”. Una vez que el ser humano comenzó a ceder llegaron los pactos o cuerdos que permitió desarrollar primero las comunidades, luego los pueblos y posteriormente las civilizaciones y ciudades donde ahora somos ciudadanos con derechos y obligaciones.

Desafíos actuales a los cuales nos enfrentamos para vivir en ciudadanía:

  1. Conservar los valores y la moral, que nos han permitido contar con reglas éticas que permiten mantener límites de convivencia.
  2. Los avances tecnológicos, que nos facilitan la convivencia y nos mantienen más comunicados, permitiéndonos interactuar de manera más efectiva.
  3. La igualdad de derechos, que nos dan límites que ayudan a mantener el respeto y la protección de la persona.

El no hacerlo nos enfrentaría a:

  1. La pérdida de valores, cediendo ante la demanda de grupos que buscan socavarlos con corrupción, leyes o reclamos que atentan contra los valores, moral o buenas costumbres.
  2. La desinformación, que nos exponga a ser aún más víctimas de engaños o manipulación de lo que con frecuencia ocurren, ocasionando en algunos casos protestas violentas.
  3. Afectación de derechos, que vallan socavando con leyes o normas para satisfacer a ciertos grupos o individuos que buscan satisfacer sus propios intereses.

Podemos ver algunos ejemplos como las manifestaciones que incitan la violencia contra las personas, la autoridad o la propiedad privada. Los derechos contra la vida, especialmente el derecho a nacer. También la constante desinformación o manipulación de la información a la que estamos expuestos en las redes sociales o noticias, donde se pierde la objetividad informativa para favorecer o desfavorecer ciertos intereses.

Para concluir, volviendo al inicio de este artículo sobre lo que explicaba aquel maestro, nuestro proceso de evolución, que permitió florecer las primeras civilizaciones y la actual, duró decenas de miles de años, donde los hombres aprendieron a convivir gracias a que aprendieron a ceder con equidad. Ahora debemos reflexionar sobre lo que representa actualmente vivir una verdadera ciudadanía para poder proyectarnos a un futuro con esperanza, un futuro que nos permita vivir con dignidad, independientemente de cada estrato socioeconómico, manteniendo una convivencia genuina y con valores.

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