La belleza y el poder creativo de Dios se manifiestan de muchas maneras. En nuestra patria, hay un lugar muy especial en el que: fe, creatividad y arte se expresan de manera singular en variadas y ricas tradiciones.
Por: Roly Pillpe, Comunicador de la Obra Salesiana de Ayacucho
¿Y cuál es ese lugar?
Qué duda cabe, nos estamos refiriendo a Ayacucho y sobre todo a su provincia capital: Huamanga.
Dentro de las múltiples manifestaciones culturales y artísticas de esta región, destaca el fino arte de la Cerería, que expresa la profunda identidad católica del pueblo ayacuchano, razón por la cual, desde el año 2020, es considerado por el Ministerio de Cultura como Patrimonio Cultural de la Nación (RVM N° 020 – 2020 – VMPCIC – MC).
Orígenes de la cerería
La obtención de ceras a partir de grasas de animales y los trabajos de arte en cerería se remontan a tiempos muy antiguos, desde la Roma imperial y la civilización China. Con el emperador Constantino, durante el siglo IV, se comenzó a usar las velas para la Pascua y, desde la celebración de la Virgen de la Candelaria, las velas se convirtieron en un símbolo de la luz de Cristo.
En el Perú, el arte de la cerería fue introducido durante el Virreinato. Para esta producción se emplea actualmente la parafina, sustancia sólida que se obtiene de la destilación del petróleo o de materias bituminosas naturales.
La parafina es blanca, translúcida, inodora y se funde fácilmente. Dicho material se trabaja en un perol de bronce a 100 °C y las velas y diversos adornos son hechas vaciando la cera derretida sobre moldes de madera o de arcilla. Asimismo, en la tradición de la cerería ayacuchana se usan materiales e instrumentos locales como el maguey, espinas de cactáceas, totora, carrizo y sogas de cabuya.
La cerería en las celebraciones y festividades religiosas.
Asimismo, en cada anda y alrededor de la imagen religiosa, en estructuras especiales como columnas y cascos, se disponen velas decoradas de tamaños diversos, además de flores de cera, mazorcas de maíz, aves y otros adornos que en conjunto generan una belleza genuina e incomparable.
Desde la llegada de los primeros salesianos a Huamanga, se sembró en los corazones de las familias huamanguinas el profundo amor y devoción a María Auxiliadora de los cristianos y, al pasar de los años, cada mes de mayo constituye un momento especial para expresar la gratitud y cercanía con la Madre de Cristo, quien siempre camina en medio de nosotros y que nos sostiene en los tiempos difíciles.
El carisma salesiano, la profunda religiosidad y el arte popular, confluyen en una majestuosa anda de forma piramidal en cuya cima trunca se coloca la bella imagen de María Auxiliadora, que cada 24 de mayo, es llevada en hombros por las principales calles de la ciudad como expresión de gratitud y ofrenda a Dios por su inmenso amor, puesto de manifiesto en la Madre de Cristo y en la Maestra bajo cuya guía y acompañamiento San Juan Bosco pudo hacer realidad su sueño profético desde hace 200 años.
Datos para tener en cuenta:
- El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación al Arte de la Cerería en Ayacucho.
- En el Perú, el arte de la cerería fue introducido durante el Virreinato.
- La producción emplea parafina, una sustancia sólida obtenida de la destilación del petróleo o de materias bituminosas naturales.
- La parafina es blanca, translúcida, inodora y se funde fácilmente.
- Se trabaja en un perol de bronce a 100 °C para derretir la cera, que luego se vierte sobre moldes de madera o arcilla para hacer las velas.
- En la cerería ayacuchana se emplean materiales e instrumentos locales como maguey, espinas de cactáceas, totora, carrizo y sogas de cabuya.