La Promoción XXV (2025) del Colegio Salesiano Rosenthal de la Puente ubicado en Lima Perú y que este año culmina su etapa escolar, lleva con orgullo el nombre de Giovani Cagliero, figura ejemplar de la historia salesiana.
Esta promoción está conformada por jóvenes comprometidos con sus labores estudiantiles y con un firme sentido de ayuda al prójimo. Son estudiantes respetuosos, amigables y profundamente formados en los valores de Don Bosco, características que reflejan fielmente el perfil de egreso de nuestra institución, el cual expresado en nuestro Proyecto Educativo Institucional (PEI).
Giovani Cagliero fue un salesiano pionero en la obra misional de Don Bosco. El legado de Cagliero, encarna los ideales de la salesianidad: fe, servicio, alegría y compromiso con la juventud más necesitada. Por ello, llevar su nombre no solo es un honor, sino también un llamado a vivir y proyectar esos mismos valores en cada espacio de la vida, continuando con entusiasmo y esperanza el sueño de Don Bosco.
Los estudiantes de esta promoción no solo saben expresarse con claridad y respeto; también escuchan con el corazón. En el aula, en casa o en una conversación con un amigo, practican una comunicación que busca comprender al otro. Usan el habla con fluidez, pero también el lenguaje de la música, del arte, del deporte, de las emociones… porque entendieron que a veces una canción, un dibujo o un abrazo dicen mucho más. Valoran lo artístico y cultural porque han vivido lo que significa ver una obra de teatro escolar que emociona, pintar un mural o bailar una danza tradicional que conecta generaciones. Todo eso les enseña que la diversidad es una riqueza que no se mide, se celebra.
No es raro verlos correr en el patio, organizar campeonatos o invitar a sus compañeros a hacer deporte. Saben que cuidar el cuerpo también es cuidar la mente y el alma. Y más allá del ejercicio físico, han aprendido a cuidar su bienestar emocional, a pedir ayuda cuando la necesitan y a ofrecerla cuando pueden. En tiempos de tantas pantallas y prisas, eso es resaltante.
Viven la democracia no como un reto difícil, sino como una práctica diaria: escuchan otras opiniones, participan en el municipio escolar, proponen mejoras para su entorno. Conocen sus derechos, pero también asumen sus responsabilidades. Son ciudadanos del mundo anclados en la esperanza.
No se conforman con lo que se ve a simple vista: cuestionan, investigan, prueban, se equivocan y vuelven a intentar. Usan la ciencia para entender los problemas de verdad —como cómo ahorrar agua en casa o por qué es importante reciclar— y se interesan por cómo la tecnología puede ayudar a mejorar la existencia de otros, no solo la suya.
Y cuando usan redes o herramientas digitales, lo hacen con responsabilidad: saben que en un clic puede ir una idea poderosa o una palabra que lastima.
Son jóvenes que han aprendido a aprender, y lo han hecho con ganas, con errores, con risas, con noches de estudio y madrugadas de esfuerzo. Y saben que eso apenas es el inicio de un camino correcto que los va a llevar lejos si siguen caminando con pasión y propósito.
Encuentran en lo espiritual un refugio, una guía, una fuerza. No desde el deber, sino desde la convicción de que la fe, cualquiera que sea, puede dar sentido cuando parece que nada lo tiene.
Y, sobre todo, se reconocen como personas únicas, y con sueños. Se saben capaces de construir, de sanar, de abrazar y de dejar huella. Con respeto. Con empatía. Con amor. Porque cuando uno se conoce y se valora, ya está más cerca de cambiar el futuro.
Te invitamos a seguir de cerca este viaje, a conocer sus proyectos, sus talentos, sus logros y sus pasos.
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Autora: Andrea Buenaño. Comunicadora del Colegio Salesiano Rosenthal de la Puente