Queridos hermanos salesianos, querida familia salesiana, mis queridos jóvenes:
¡Feliz Pascua de Resurrección! ¡Cristo ha resucitado! Verdaderamente ha resucitado y eso lo cambia todo!
La Pascua no es simplemente una fecha más del calendario litúrgico. Es el estallido glorioso de la Vida que vence a la muerte, es la promesa cumplida de que el Amor de Dios no conoce derrota. Como dice la Escritura:
No está aquí, ha resucitado como lo había dicho.
Mateo 28,6
La tumba está vacía, y el corazón se llena. Jesús resucitado sale al encuentro de cada uno de nosotros, como lo hizo con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35). Se acerca con discreción, camina a nuestro lado en nuestras búsquedas, en medio de nuestras dudas, tristezas, fracasos o soledades. Pero también se hace presente en cada alegría sencilla, en cada gesto de amor, en cada rostro joven que anhela algo más.
A ustedes, queridos hermanos salesianos, gracias. Gracias por seguir anunciando a Jesús con entusiasmo, por ser faros de esperanza en medio de las tempestades del mundo, por vivir la resurrección día a día entre los jóvenes que más nos necesitan.
A ustedes, queridos jóvenes, ¡gracias también! Gracias por enseñarnos a caminar con pasión, por recordarnos que la Pascua se vive con un corazón ardiente y con los pies en movimiento, como los discípulos que corrieron de vuelta a Jerusalén para anunciar la Buena Noticia!
No tengamos miedo. ¡No estamos solos! Como nos lo recuerda San Pablo:
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él
Romanos 6,8
Y Don Bosco, con su sabiduría de padre y pastor, decía:
Dios nos ha puesto en el mundo para los demás
Carta a los Cooperadores Salesianos, 1876
Vivamos, pues, con generosidad esta única vida que Dios nos ha confiado.
Hoy les invito a vivir la Pascua con la audacia de Don Bosco, que nunca se detuvo ante las dificultades.
Con la ternura de María, que nunca dejó de creer.
Y con la fuerza del Resucitado, que hace nuevas todas las cosas (Ap 21,5).
Desde el corazón, les deseo una Pascua rebosante de luz, de gozo profundo y de vida verdadera.
Que el Señor resucitado los bendiga, los consuele y los acompañe siempre en el camino.
¡Nos vemos pronto, con el corazón encendido y la esperanza renovada!
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La Pascua está lleno de esperanza, fe y alegría. Nos recuerda que la Resurrección de Cristo no es solo un recuerdo del pasado, sino una realidad viva que transforma nuestras vidas. La Pascua es el triunfo del amor sobre la muerte, una invitación a renovar nuestra fe y nuestra entrega a los demás.