El viernes 15 de agosto, en el Santuario María Auxiliadora, se vivió con gran fervor y
emoción el último día del Triduo en honor a Don Bosco. Con la participación de ambas
casas salesianas, Salesiano Santa Rosa y Salesiano Don Bosco, exalumnos y numerosos
devotos, la jornada se convirtió en un testimonio de unidad, fe y gratitud hacia el Padre,
maestro y amigo de la juventud.


La celebración inició con el rezo del Santo Rosario, momento de recogimiento y oración
que dispuso los corazones para vivir con intensidad la jornada. A continuación, se celebró
la Santa Eucaristía, presidida por el Padre Fredy Valdivia SDB, quien compartió una
profunda reflexión sobre Don Bosco y la congregación salesiana. En sus palabras resaltó
cómo, animado por la fuerza del Espíritu Santo y la confianza en María Auxiliadora, Don
Bosco fundó la Congregación Salesiana con el único propósito de dedicar su vida a la
educación y acompañamiento de los jóvenes más necesitados.


Este día estuvo especialmente animado por las promociones de ambas casas salesianas,
quienes con entusiasmo, creatividad y espíritu juvenil dieron un matiz festivo y cercano
a la celebración. Su participación recordó la importancia de la unión y del compromiso
de las nuevas generaciones en mantener vivo el carisma de Don Bosco.

El cierre del Triduo no solo significó la culminación de tres días de intensa oración y
reflexión, sino también la renovación de la misión salesiana en nuestra comunidad: ser
testigos de esperanza, alegría y servicio, siguiendo el legado de Don Bosco bajo la
protección de María Auxiliadora.

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