Por Renato Luna (Delegado del CSC) y Antony Rodríguez (Videógrafo del CSC)
Nos acompaña el P. José Pastor Ramírez Fernández, de nuestra hermana República Dominicana, que actualmente está animando y gobernando la Inspectoría de Antillas. Aprovechamos la oportunidad de tenerlo en Perú en el marco de la Visita de Conjunto 2023 para conversar sobre su labor y conocer un poco la realidad social en las Antillas.
Cuéntenos un poco sobre la realidad de su Inspectoría.
La Inspectoría de Antillas está constituida por tres naciones: Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Social, política y económicamente son tres realidades y tipos de gobierno distintos. Eso hace diversa la Inspectoría.
¿Cómo afrontan los salesianos estas realidades?
Se puede trabajar siempre adaptándose a las circunstancias que presenta cada una de las naciones. En Cuba, como saben, se vive un gobierno comunista, aunque tenemos ahí cinco obras salesianas: en la Habana (dos, que actualmente se han unificado), en Santa Clara, Camagüey y Santiago de Cuba. En Puerto Rico, que es otra realidad diversa, debido a una migración masiva, normalmente a Estados Unidos, tenemos tres casas salesianas: en Cantera, Aibonito, Orocovis. En República Dominicana trabajamos con mayor libertad. Tenemos 17 casas y en su mayoría hay colegios; solo en dos casas no hay colegios. Tenemos oratorios: centro juvenil, parroquia y obras sociales.
¿Cuál es el desafío pastoral que están impulsando desde la Inspectoría?
En este momento estamos trabajando en la Pastoral Medioambiental. Es una dimensión en donde el joven de hoy en día es muy sensible a esta realidad. Estamos aprovechando este escenario de la creación para evangelizar, pero sobre todo para vincular a los jóvenes en esta tarea. Queremos jóvenes líderes en el cuidado de la creación.
¿Cómo viven actualmente los salesianos de Antillas su labor pastoral?
Particularmente, yo siento que el mundo nos está desconectando de nosotros mismos. Por eso, les he pedido a mis hermanos salesianos a esforzarnos cada vez más por ser hombres de interioridad, de integridad, para servir más fuerte, de adentro hacia afuera. Ser mejores religiosos, para ser mejores cristianos y ciudadanos.
Nos ha comentado que se viven muchos problemas políticos y sociales en los países de las Antillas, ¿cómo afrontan eso en la Inspectoría, en pos de los jóvenes, que son el corazón de la Congregación?
Estamos muy comprometidos con la educación. En nuestro país, la educación técnica tiene mucho presente y futuro. Estamos viendo la manera de cómo podemos dar un salto en la calidad para ofrecer un instituto técnico, para que los jóvenes tengan la habilidades y competencias necesarias para que puedan incursionar en el trabajo, y asegurarles una preparación posterior en la universidad. Sentimos profundamente que cuando enamoramos a los jóvenes del estudio, de la patria, del compromiso social, ellos se involucran y se comprometen; sobre todo, evitamos la migración, ya que desafortunadamente, los métodos que están usando para migrar no son legales, lo que implica situaciones de peligro. Entonces, desde la educación, nosotros promovemos que el joven se mantenga en su patria y puedan migrar, si lo desea, después de tener una profesión, por los medios legales.
Padre, ¿qué es lo que caracteriza a los jóvenes de la Inspectoría de Antillas?
El joven antillano es alegre, que se mueve al son de la música: del merengue en el caso de República dominicana; del son, en Cuba; de la salsa, en Puerto Rico. Estos tipos de música forman parte de una identidad cultural. Es cierto que hay influencia de otras costumbres diferentes a la antillana; sin embargo, hay elementos antillanos que se mantienen: el gusto de vivir la vida con alegría, el compartir con el otro, la capacidad de interactuar creando sólidos vínculos de amistad.
Profundizando en este encuentro, ¿cómo se siente usted de participar en este encuentro?
Me siento dichoso y feliz. Compartir con hermanos salesianos de la región de América da la posibilidad de contrastar la situación que estás viviendo en tu país con otras realidades. Compartir experiencias, eso enriquece mucho. Sobre todo, alegrarnos porque estamos viendo la comunión que genera el carisma salesiano. Luego de esta experiencia, regresas a tu inspectoría lleno de amistad, de vínculos fortalecidos.