En un despliegue de fe, servicio y compromiso, la ciudad de Piura fue el escenario de la MISIÓN NAVIDAD 2025: “Vamos a Belén”. Del 15 al 23 de diciembre, cerca de 200 adolescentes protagonizaron esta experiencia que encarna la “Iglesia en salida” que nos enseña el Papa Francisco, saliendo de las comodidades para ir al encuentro de la realidad humana.
Liderados por la joven Angie Chinchay y el P. José Luis Sánchez, SDB, esta edición del Año Jubilar no solo fue una actividad externa, sino un proceso de profunda transformación personal.
Cada jornada iniciaba a las 3:30 PM y se prolongaba hasta las 9:30 PM, un tiempo en el que los jóvenes no solo se preparaban para la acción, sino que recibían una sólida formación espiritual. Durante estos encuentros, los misioneros reflexionaron sobre sus raíces familiares, la importancia de la aceptación, el perdón y la apertura a la redención que el Señor trae a través de la propia historia de cada ser humano.
Como columna vertebral de la jornada, la comunidad celebraba la Eucaristía cotidiana dentro de la Novena de Navidad. Esta práctica, arraigada en la tradición salesiana, sigue el modelo que el mismo Don Bosco impulsó en sus tiempos para preparar el corazón de sus jóvenes para el nacimiento de Jesús.
Una organización con sentido navideño
Para cumplir con los desafíos de la misión, los jóvenes se organizaron de una manera muy simbólica: se dividieron en «rebaños», cada uno guiado por sus respectivos «pastores». Manteniendo el espíritu de la época, los nombres de estos grupos estuvieron inspirados en los villancicos más tradicionales, tales como «Campana sobre campana», «Arre borriquito», entre otros, lo que llenó de identidad y entusiasmo cada actividad realizada.
Servicio en las calles y alegría desbordante
La experiencia Misión Navidad “Vamos a Belén” fue una verdadera inmersión en la realidad social. Los misioneros recorrieron plazas, hospitales, centros juveniles e iglesias, llevando consigo sonrisas, escucha y manos dispuestas a trabajar.
Uno de los momentos más pintorescos ocurrió en las avenidas principales, donde los grupos caminaban cantando villancicos. Los conductores, contagiados por el espíritu juvenil, acompañaban la melodía con el sonido de sus claxons. En el sector comercial, los jóvenes ayudaron a los vendedores ambulantes a ofrecer sus productos, logrando que muchos terminaran sus ventas del día.
“Son unos ángeles, no había vendido mis productos y de pronto ellos comenzaron a ofrecerlos con su dinámica”, comentó una vendedora emocionada.
La misión también tuvo un fuerte componente de servicio físico. En el A.H. Santa Rosa, los misioneros realizaron una limpieza profunda del local de Cáritas. El P. José Luis Sánchez (P. Pepe) destacó la magnitud de la tarea: “Fueron 180 personas con carretillas, escobas, escobillones, trapos, manos y, por supuesto, la alegría de cada muchacho para transformar ese espacio”. La Misión Navidad 2025 concluye dejando en estos casi 200 adolescentes una huella imborrable.
Al mirar la realidad y envolverse en el servicio, los jóvenes descubrieron que el camino a Belén pasa por el encuentro con el hermano, el perdón y la alegría de ser comunidad, reafirmando que, tal como Don Bosco soñó, la santidad consiste en estar siempre alegres al servicio de los demás, recordándoles que el servicio es el mejor pesebre para recibir al Niño Jesús.
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