“Vimos resplandecer una estrella refulgente cuyo fulgor ilumina el mundo… nos llenamos de alegría y entramos entonces en la casa, y vimos al niño con su madre María” (Mt 12,10-11)
Escrito por: P. Vicente Santilli sdb.
Hay millones de estrellas que siguen brillando desde la creación del mundo. Todas son luminosas y bellas. Pero los Reyes Magos vieron una. La que iluminaba el mundo. La siguieron, y los guio hasta la casa y encontraron a Jesús con su Madre y se prosternaron y lo adoraron.
Esa misma estrella de hace 2025 años ha vuelto a aparecer. El Papa Francisco quiere que todos, en un momento histórico confuso y desorientado puedan verla para encontrar a Jesús, luz del mundo.
Es por eso que ofrece a todos, como “peregrinos de la esperanza”, cruzar la puerta que permite tocar la verdad e inundarse de gozo fraterno.
El 24 de diciembre ha abierto la Puesta Santa de San Pedro y después las de las otras tres grandes basílicas romanas, y una quinta en la cárcel de Rebibbia, para “que la luz de la esperanza cristiana pueda llegar a todas las personas, como mensaje del amor de Dios que se dirige a todos. Y que la Iglesia sea testigo fiel de este anuncio en todas partes del mundo”.
En otros momentos históricos convulsionados esa estrella señalaba solo las puertas de las 4 Basílicas Romanas. Esta vez, Francisco ha pedido que los obispos diocesanos celebren la Eucaristía como apertura del Año Jubilar en todas las catedrales y concatedrales, siguiendo un ritual específico.
De este modo todos los peregrinos puedan cruzar esas puertas para que la luz de la esperanza vuelva a iluminar sus vidas y descubran su belleza para que nunca se apague ni se opaque.
¿Abrirán también nuestros obispos las puertas de algún centro penitenciario o de algún hospital, hospicio o de otro lugar significativo?
En sintonía con la Iglesia Universal, el Rector Mayor de los Salesianos, recordando la estrella que hace 150 años llevó a los primeros misioneros a tierras lejanas, quiere que toda la Congregación, anclada en la esperanza, se vuelva peregrina con los jóvenes. Que se restablezcan buenas relaciones, que se abran las puertas al Señor de la vida: las puertas del corazón, las puertas de la mente, las puertas de la educación.
