La Familia Salesiana del Perú vivió una emotiva peregrinación jubilar desde el Santuario Santa Rosa de Lima hacia la Basílica de Santo Domingo donde el paso por la Puerta Santa, declarada por la Iglesia como lugar de gracia en este Año Jubilar, se convirtió en un momento de perdón y encuentro con Dios.






La celebración reunió a jóvenes, religiosos y laicos de distintas obras salesianas. Participaron los estudiantes del Colegio San Francisco de Sales de Breña, los muchachos del Oratorio del Rímac y el Centro Juvenil de Breña. También se unieron los jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano de Chosica y Callao, diferentes grupos de la Familia Salesiana y nuestras queridas hermanas, las Hijas de María Auxiliadora.

La celebración eucarística fue presidida por el P. Juan Pablo Alcas, Inspector, quien animó a todos a vivir la fe con compromiso y no como simples espectadores.
No todos los templos tienen una Puerta Santa. Este es un lugar de peregrinación y devoción, un signo del perdón y la misericordia de Dios. Hemos venido no como turistas, sino como hijos e hijas de una Iglesia viva que celebra el Año Jubilar como un tiempo de reconciliación, de gracia y de renovación.
P. Juan Pablo Alcas, Inspector





También recordó que todos tenemos una misión en el mundo, y que Dios sigue llamando a jóvenes a ser parte activa de la Iglesia, como religiosos o laicos comprometidos.
. No seamos como papeles arrastrados por el viento. Nuestra fe debe estar viva, encendida, sostenida por la llama del Espíritu.
P. Juan Pablo Alcas, Inspector
Finalmente, antes de culminar la homilía, el P. Juan Pablo, hizo un llamado a descubrir el propósito personal en el mundo. “Dios necesita médicos, ingenieros, profesores; pero también necesita religiosos, sacerdotes y hermanos salesianos. Todos tenemos una misión», expresó




Y así, el templo de la Virgen del Rosario, en el corazón del centro histórico limeño, se transformó en un espacio de renovación interior, donde los jóvenes y la Familia Salesiana se detuvieron a orar y a encontrarse consigo mismos y con el Señor.
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