La comunidad educativa salesiana de Arequipa se unió con gozo y gratitud para celebrar la Semana de las misiones salesianas, recordando aquel envío que marcó la historia y encendió la llama misionera en el corazón de la Iglesia.



Reunidos en torno a Jesús Eucaristía, elevamos nuestra oración por todos los pueblos del mundo.



América fue presentada con el deseo de que su Iglesia, dócil a la Palabra y fiel a los consejos de María, siga anunciando el Evangelio con esperanza. África, en medio de sus sufrimientos y carencias, fue ofrecida al Señor para que encuentre en Él paz y fortaleza. Oceanía fue puesta en el corazón de Cristo para que sus comunidades, escuchando la voz del Evangelio, se dejen transformar y se conviertan en signos de vida nueva. Europa, cuna de los primeros misioneros que llegaron al Perú, fue confiada a Dios para que renueve la vitalidad de su fe y vuelva a ser faro que ilumine al mundo. Y Asia, tierra de pueblos diversos y milenarios, fue entregada al Señor para que sus corazones permanezcan abiertos al mensaje de salvación.
El repique de campanas anunció la presencia viva del Santísimo, y en un clima de silencio y adoración, los jóvenes expresaron su deseo de convertirse en misioneros con la oración, elevando sus súplicas como incienso que asciende hasta Dios.


En este año tan especial, celebramos también los 150 años de la primera expedición misionera salesiana, agradeciendo a los miles de misioneros que, con entrega generosa y espíritu de servicio, llevaron el Evangelio y el carisma de Don Bosco a 137 países del mundo.
Hoy, como comunidad salesiana, pedimos al Señor que encienda en nuestros corazones el fuego de su amor. Que su Espíritu nos impulse a ser misioneros apasionados por Cristo, anunciadores de su esperanza y testigos de su alegría en todos los rincones del mundo.
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