sábado, 22 noviembre 2025
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«Cuánto bien hacen, en medio de condiciones complejas», Papa León XIV

Este sábado el papa envió un videomensaje a los participantes del congreso “Sin identidad no hay educación”, celebrado este sábado en el Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo de Madrid. En su intervención, el Pontífice subrayó que la misión educativa de la Iglesia sólo puede mantenerse firme si conserva la identidad cristiana como centro y criterio de toda acción formativa.

La identidad cristiana, núcleo del proceso educativo

El Papa comenzó expresando su gratitud por el trabajo cotidiano de los educadores, especialmente en un tiempo marcado por la digitalización extrema y la fragmentación cultural. Recordó que la educación cristiana es “fermento vivo” para las nuevas generaciones y un punto de referencia para las comunidades.

León XIV insistió en que la identidad no es un adorno ni un sello superficial, sino “el núcleo que da sentido, método y propósito” a toda labor educativa. Sin esta referencia, afirmó, la misión se convierte en un automatismo incapaz de transformar, porque “la brújula es Cristo”.

Una advertencia frente a la deriva cultural

El Papa comparó la identidad cristiana con la estrella polar que guía a los navegantes. Cuando se pierde de vista, “el barco se va a la deriva”. Sin Cristo, advirtió, la educación queda vacía y expuesta a las tensiones culturales, éticas y sociales de una época marcada por la polarización y la violencia.

También alertó contra una identidad reducida a gestos o rituales sin vida: debe inspirar las decisiones pedagógicas, la forma de enseñar, de evaluar y de actuar.

Tradición y futuro: la herencia que sostiene

Citando a la filósofa española María Zambrano, el Papa recordó que el presente y el futuro no pueden desligarse del pasado, porque “las raíces son más grandes que las ramas que ven la luz”. Invitó a los educadores a mantener la mirada esperanzada hacia el futuro sin perder la sabiduría heredada.

Fe y razón: una alianza necesaria

León XIV defendió la integración armónica entre fe y razón como camino seguro para comprender la realidad y formar el carácter. Por eso reclamó métodos educativos que unan ciencias, historia, ética y espiritualidad, siempre dentro de una comunidad educativa concebida como un hogar donde colaboran familia, parroquia y escuela.

La Iglesia, madre y maestra en su misión educativa

Recordando las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el Papa subrayó la dimensión materna de la Iglesia, que genera, educa y sostiene a sus hijos. Esta maternidad, dijo, se refleja en las escuelas católicas, que deben estar abiertas al diálogo y convertirse en instrumentos de paz y cuidado de la creación.

Pidió releer la declaración Gravissimum educationis en el 60º aniversario de su promulgación, destacando su vigencia y su visión de futuro.

Una misión esencial, no filantrópica

En su mensaje final, León XIV afirmó que la labor educativa de la Iglesia no es una obra social más, sino parte esencial de su identidad y misión. Por ello animó a los educadores a comprometerse con valentía y esperanza, renovando cada día la pasión por enseñar.

Concluyó su mensaje agradeciendo el trabajo de los docentes y enviando su bendición.


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