(ANS – Ciudad del Vaticano) – Por primera vez, la Iglesia ha dedicado un Jubileo a quienes evangelizan a través de las redes sociales y la web. Dos jornadas intensas en Roma para reflexionar sobre los lenguajes, las oportunidades y los desafíos del anuncio cristiano en la era digital. En el saludo a los participantes, el papa León XIV invitó a “reparar las redes” y a convertirse en “agentes de comunión”. He aquí algunas voces de quienes viven esta misión, entre feeds y relaciones verdaderas, también en el ámbito salesiano.
La exhortación del papa León XIV
“Sean agentes de comunión, capaces de romper las lógicas de la división y del individualismo. Estén centrados en Cristo, para vencer las lógicas del mundo”. Con estas palabras, León XIV, el 29 de julio de 2025, saludó en la Basílica de San Pedro a los participantes del primer Jubileo de los misioneros digitales e influencers católicos, animándolos a continuar su misión en el corazón del mundo digital.
Una exhortación fundada en el Evangelio y en la conciencia de que hoy “la cultura digital está presente casi en todo” y debe ser habitada con espíritu evangélico. El papa indicó tres desafíos fundamentales: alimentar una cultura de humanismo cristiano, buscar “la carne sufriente de Cristo” también en los rostros ocultos de la red, y reparar las redes, no solo las digitales, sino sobre todo las relacionales y comunitarias. “Construyan redes de amor y de compartir, redes que salvan, redes que hacen redescubrir la belleza de mirarnos a los ojos”, dijo el Pontífice, invitando a los misioneros digitales a un testimonio concreto y humilde, que parta de sí mismos y de su propia necesidad de Evangelio.
La invitación del Consejero General para la Comunicación Social: “¡Jóvenes, estén abiertos!”
Al encuentro del primer Jubileo de los Influencers y Misioneros Digitales participó también el Consejero General para la Comunicación Social, quien compartió un mensaje de aliento para todos los evangelizadores en la red y para los jóvenes.
“Mi mensaje es muy simple –declaró–. ¡Jóvenes, estén abiertos! Ustedes no son solo destinatarios del Evangelio, sino sobre todo, están enviados, son misioneros en el mundo: comenzando por sus coetáneos, por sus familias, pero también yendo más allá, no solo en las realidades donde se encuentran, sino también en el mundo digital. ¡Sean creativos y usen sus energías juveniles para servir a Jesús! ¡Dios los bendiga!”
Un reconocimiento eclesial a una misión ya en marcha
Para muchos de los participantes, así como para estudiosos y observadores del mundo digital, lo vivido en Roma –aunque en solo cuarenta y ocho horas– fue un momento histórico. La Iglesia ha reconocido explícitamente, en el marco jubilar, la evangelización digital como una forma auténtica de misión.
Como observa Raffaele Buscemi, docente de Comunicación en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, se trató de “un gesto de confianza y de escucha”, pero también de un llamado a la responsabilidad. “Las personas hoy viven la fe también a través de pantallas, feeds y contenidos compartidos”, explica. “Ya no basta con decir que las redes sociales son una herramienta: se han convertido en un ambiente, y allí debe llevarse el Evangelio”.
Guido Mocellin, periodista del diario Avvenire y curador de las columnas WikiIglesia y Misioneros digitales, define este Jubileo temático como “la respuesta de la Iglesia a un signo de los tiempos”. Después de la pandemia y la reflexión del Sínodo, era inevitable que las figuras de los misioneros digitales encontraran un reconocimiento explícito también dentro del Año Santo.
Una realidad joven, variada y en crecimiento
Este Jubileo, que abrió el dedicado a los jóvenes, puso de relieve la gran pluralidad de lenguajes y carismas presentes en el mundo católico digital. Un punto compartido por todos es la conciencia de que no basta “hacer números” o producir contenidos virales. La evangelización digital no puede reducirse a una estrategia de marketing espiritual. “El riesgo –advierte Buscemi– es transformar la fe en un contenido para vender”.
El centro, como recordó el papa León a los participantes, debe ser siempre Cristo, no el perfil personal. Y los seguidores deben convertirse en hermanos y hermanas, unidos por relaciones verdaderas. También Mocellin alerta contra una visión puramente cuantitativa del fenómeno: “En algunas áreas lingüísticas, los misioneros digitales tienen cifras de rockstar, pero lo que realmente importa es cuando se logra generar comunidades reales en torno a un estilo y a una propuesta cristiana”. Un paso de la red “como medio” a la red “como lugar de comunión”.
Los desafíos: discernimiento, formación e identidad
Contar con credibilidad que la fe es vida y acogida, comenta también Eleonora Commentucci, es hoy un desafío crucial, especialmente para quienes se dirigen a los jóvenes más alejados de la Iglesia. “Muchos de ellos piensan que el cristianismo es juzgador y cerrado. Pero si logramos testimoniar que la fe es alegría, libertad y amor, realmente podemos abrir brechas en la distancia”. Sin embargo, para hacerlo se necesita formación, discernimiento y responsabilidad.
Es urgente invertir en recursos adecuados, figuras profesionales de apoyo, y es necesaria una mayor conciencia eclesial. “Por ejemplo –observa nuevamente Mocellin–, en el Sínodo se habló mucho de la misión digital, pero pocos misioneros digitales hablaron, en sus redes, del Sínodo”.
Los misioneros digitales son un recurso eclesial precioso para reanimar la esperanza jubilar que se funda en la fe. A la Iglesia le corresponde la tarea de valorarlo y guiarlo, dejándolo al mismo tiempo libre para expresar su creatividad con las formas y lenguajes nuevos que los tiempos exigen y que el Espíritu, que sopla en todas partes, puede suscitar.
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